A la fecha, se sabe que el gran verdugo de la 4T y Jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo, ha tenido como prioridad desde el inicio del actual gobierno preparar expedientes a todo funcionario sospechoso de corrupción bajo el principio anunciado de AMLO de barrer las escaleras de arriba para abajo.
No les extrañe que en breve, uno de los primeros peces gordos de la 4T sea expuesto en la nada honorable palestra de la corrupción como lo es Ignacio Ovalle Fernández, el mentor preferido y apapachado de AMLO.
Cuando el río suena es que agua lleva y en el gobierno de la 4T -como en los anteriores- las viejas artes de las filtraciones están a la orden del día, tan fuertes que inclusive han provocado enfrentamientos serios entre altos colaboradores de AMLO quien, dicen, se ríe al tiempo que apresura a Santiago Nieto para que no afloje.
Y para muestra lo escrito el pasado 2 de agosto por el periodista Mario Maldonado (@MarioMal) que escribe en medios como El Universal, Milenio Diario, El Heraldo, El Financiero y varios portales políticos como Criteriohidalgo (https://bit.ly/3jnToKz) en donde da cuenta que la ‘Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) tiene en sus manos una bomba a punto de estallar, relacionada con la compra de instrumentos financieros por parte de organismos de gobierno que, además de violar las leyes en materia de administración de recursos públicos, se convirtió en esquema para desaparecer miles de millones de pesos del erario’.
Se habla de 800 millones de pesos que Segalmex, la nueva CONASUPO, que AMLO puso generosamente en las manos de Ignacio Ovalle, invirtió en la casa de bolsa CI Banco a través de un intermediario con una presunta garantía de retorno, identificado como Financiera CORAFI, propiedad el empresario chiapaneco René Dávila de la Vega.
Pero… eso no es todo. El periodista financiero Mario Maldonado registra que “las investigaciones revelan que se han colocado en los mercados alrededor de 10 mil millones de pesos de entes de gobierno, tesorerías estatales y universidades públicas las cuales habrían ‘desaparecido’ totalmente del sistema financiero”.
Ovalle, o quien vaya a resultar responsable, utilizaron un viejo modelo que igual se utilizó en el sexenio de Enrique Peña Nieto, no obstante las compra-ventas actuales superan incluso el caso de la Estafa Maestra.
Se tiene registro, asegura Mario Maldonado, que Ovalle recibió de funcionarios peñistas un estado de cuenta en el que su ahora empresa subsidiaria Liconsa traía una inversión en valores de mil 989 millones de pesos colocados a 30 años en Santander y a 11 meses en CI Casa de Bolsa. Es decir, Ovalle y su gente detectaron el ilícito, presuntamente no lo reportaron y siguieron gozando de los beneficios mal habidos heredados de anteriores funcionarios de Liconsa.
Lo que pase en SEGALMEX y con Ignacio Ovalle podría ser determinante para comprobar si la máxima de no mentir y no robar va en serio o solo es un slogan de campaña.
@frlicona |
