Este domingo, poco después del mediodía, partió el cortejo fúnebre hacia el panteón Palo Verde en medio de escenas desgarradoras. A manera de macabra despedida, se soltó de nuevo la lluvia. Mujeres y hombres en vehículos descubiertos soportaron estoicos el frío baño. No duró mucho tiempo.
--No pudimos contemplar la emergencia en Xalapa. Llovió demasiado y no pudimos alertar, reconoció la secretaria de Protección Civil, Guadalupe Osorno Maldonado, en conferencia con reporteros en Álamo. El colmo de la ineptitud.
El ayuntamiento, por su parte, cubrió los gastos funerarios y promete reubicar a familias sobrevivientes.
¿Y las vidas perdidas? Ni Dios las repone. Siete víctimas fatales en total sólo en Xalapa.
Por fortuna esta ciudad no es zona de impacto frecuente de huracanes. No recuerdo uno en 50 años. “Grace” es el que mayores daños ha causado aquí y pasó de refilón.
Y sí, el gobierno del estado y el ayuntamiento no estaban preparados para esta contingencia.
Pues ahora prepárense, aunque tapen el pozo después de la tragedia. Reubiquen cuanto antes a familias asentadas en zonas de alto riego. No esperen más desastres naturales, lluvias, inundaciones, sismos, etcétera.
Tampoco es justo ver morir a niños con cáncer por falta de medicamentos o por Covid al enviarlos masivamente a las escuelas. ¿Acaso este gobierno, en sus tres niveles, no los quiere?
En la visita presidencial de hoy, exijamos al presidente Andrés Manuel López Obrador su intervención y demostrar su apoyo a Veracruz, a todo el estado. No son suficientes las condolencias.
No más muertes de niños y adultos por los huracanes, la pandemia, el cáncer o la inseguridad.
Las autoridades no son Dios para pedirles milagros, pero es su obligación proteger a la gente. Ojalá AMLO traiga soluciones. |