Hay quien opina que la sucesión pactada es el equivalente a la entrega de la iglesia en manos de Lutero; otros que desde ayer primero de septiembre la UV abrió la matricula a los “Talibanes”.
El punto es el serio riesgo que corre el claustro de regresar a las épocas del porrismo y convertir a la casa de estudios en una arena política más que académica.
Y ahí, en las “benditas” redes sociales, han salido a la luz pública páginas negras de Martín Aguilar, como aquella ocasión cuando era director del Instituto de Investigaciones Históricas y dividió a todos los investigadores de ese lugar, partiendo el grupo en dos: “Los históricos” y “Los Nuevos”.
Al respecto escribe Notiver que “Por eso ahora en este sitio lo conocen, al nuevo Rector, como “El Talibán… Un fundamentalista destructor…”
Ya mismo, dentro de la UV, es un “secreto a voces” su historia de “sectarismo”, así como sus insulsas acciones personales dentro de esta máxima casa de estudios.
Acaso por ello se prevé que con la llegada de Aguilar Sánchez, la UV será un claustro que seguirá perdiendo fuerza y prestigio, así como un paulatino desgaste de su autonomía, al acatar, a partir de ahora, las instrucciones del gobernador.
En esta guerra de poder habría que considerar además la injerencia del Delegado de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, quien también influyó en la inclinación de la balanza en favor del flamante Rector, egresado de la primera generación de la carrera de Sociología, de donde también egreso Huerta.
Ese es el nuevo Rector, un personaje a quien hoy le hacen públicas sus alianzas no solo con el acosador sexual Manuel Huerta, sino con otro pájaro de cuenta Guillermo Rodríguez Curiel con quienes funda el famoso movimiento que llamaba UCISVER, grupo que se fortaleció con los movimientos de izquierda en la entidad y que logra dar “el salto” al PRD en Veracruz, en 1994 al que después se le unieron Fidel Robles Guadarrama, Juan Vergel Pacheco y Aurora Castillo Reyes.
“Fue un movimiento dedicado a la invasión de terrenos… Por eso, se le conoció como un “porrismo” sociológico en Xalapa”.
Llama la atención el tema UCISVER quien de siempre se supo que estuvo financiada y tolerada por el gobierno estatal de Dante Delgado.
En abono a la asunción de Martín, en días pasados el politólogo y estudioso Inocencio Yáñez Vicencio hizo público un análisis sobre la llegada del nuevo Rector en donde concluye que es una imposición del gobernador para “controlar a la Máxima Casa de Estudios de Veracruz”.
Argumenta que la Universidad Veracruzana ha tenido y tiene una planta docente que en esta contienda no participó debido a que bien se sabía que la decisión no se iba a basar en la calidad académica y su compromiso social sino en las relaciones de poder.
“El grupo llamado de los talibanes se fue haciendo espacios y de la Junta de Gobierno desde que se le otorgó la autonomía a la Universidad y dado que teniendo un pie en la sociedad civil y otro en el PRD y ahora en Morena, no iban a dejar a nadie participar que no fuera para legitimar su asalto legal”, escribe Inocencio Yáñez.
“Este grupo, al que pertenece Martín Aguilar Sánchez, se presentó como adalid de la sociedad civil y así lo testimonian los fragmentos de sus discursos”.
Lo curioso -prosigue en su argumento- es que ese grupo de la sociedad civil nada ha dicho cuántas veces AMLO, ha arremetido contra ella llamándola "instrumento de conservadores" (La Crónica de Hoy. Sábado 2 marzo 2019) y menos ha alzado la voz para reprobar la muerte de luchadores sociales en Morelos, Chihuahua, Veracruz... e inclusive algunos de ellos aquí, presumen de puros ¿será por eso que los llaman talibanes, pero mandan a sus mujeres a vivir del presupuesto universitario?”.
Luego entonces.
“Cómo es posible que Martín Aguilar Sánchez y su grupo de talibanes, nos hayan engañado tanto tiempo presentándose cómo apóstoles de movimientos y organizaciones civiles de que: 1. Eran autónomos, es decir, no trabajaban ni para un partido político ni para las fuerzas del mercado. 2. Cómo puede ser que se digan contrarios al Estado y busquen cargos dentro de él para ellos y sus esposas y demás familiares”.
Y concluye:
“Por eso hoy podemos decir que la Universidad Veracruzana, se ha entregado a un grupo de encapuchados que, suplantando a la sociedad civil, sólo la han corrompido como tememos que precipiten la descomposición de una comunidad que únicamente pretenden controlar y hundirla con subejercicios para ampliar su clientela”.
Este es pues, desde una óptica diferente a la chaira, el escenario de la UV tras rendir protesta Martín Aguilar como Rector para un periodo que concluye en 2025.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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