*Gracias a la joven doctora Estelita Sánchez, a los doctores, Toño Rivera, Pablo Rafael Alba Blázquez y al cardiólogo, Alejandro Tlaxcalteco Salazar..
“La alegría de servir y el privilegio de curar”
Me di cuenta que en realidad, peligraba mi vida…
Uno de ellos, voz ronca, le pedía silencio. Le estoy avisando al jefe que aquí lo tenemos. Que te calles cabrón y deja esa pinche cerveza que truenas a cada rato. El apestoso piso de macera presagiaba el martirio de soportarlo por horas y horas, las pisadas de por lo menos tres hombres y una dama hacían rechinar las tablas y las “miadas” sobre ellos, salpicándome a cada momento. Los six de chelas, escuché en el corto trayecto, las habían comprado con mi dinero, tres mil seiscientos pesos de una publicidad de meses atrás, en uno de los Oxxo en salidas de la ciudad de Coatepec…
Jefe… de una vez, un dedo si ?
-Un dedo ¿… va la mano completa.
- El tormento sicológico más que los golpes que sí los hubo. Saben pegar, conocen el cuerpo humano, en donde causan dolor sin dejar la marca, las risas y las cervezas no cedían en una larga tarde y en la prolongada noche hasta el amanecer de ese viernes santo, hace cinco años hasta el despertar nervioso e incierto cuando a lo lejos escuchaba ese apendejado ruido de la llave contra el cilindro de gas, muy de madrugada en un lugar que, como se dice, del cual no me quiero acordar, y aunque lo quisiera, hasta ahorita ignoro en donde me tuvieron cautivo… hasta que mi hija Sagrario, fue en mi auxilio mediante una llamada y decirle en donde me encontraba, ya al mediodía, es algo de esta amarga narración que se encuentra en mi libro “Cama 151”, no sé si maldecirte o bendecirte…
No concluía ahí el tormento, al menos ya estaba con mi familia. Los llamados de las autoridades policiales y el apoyo decidido de mi amigo Víctor Galván, que me acompañó en todas y cada uno de las declaraciones en la “Torre Policía”, cierto es, gracias al enorme apoyo del entonces Secretario de Seguridad Pública, Bermúdez, es honesto decirlo, por instrucciones de Erick Lagos, secretario de gobierno con Duarte, las relaciones de Víctor Galván hicieron que precisamente de la ciudad de México, se trasladaran a la ciudad de Xalapa, elementos de antisecuestros y actuaran inmediatamente con los responsables…
Lo demás de este pasaje de mi vida periodística, en el libro. Lo menciono, mínima parte solamente, porque en cada acción y riegos de mi trabajo, siento y compruebo la presencia de Dios y aquellos que conozco, incluso compañeros nuestros que llegan a la burla y despectivamente contra Dios, sostengo todo lo que me ha ayudado… cito en este mismo libro, los asomos a la puerta de la muerte, en dos viajes en avión particular, la salvamos… y la del secuestro, y debo comentarles la reciente que, alejados del protagonismo y de los reflectores, que no son lo que se busca en esta labor, sí con el sincero agradecimiento a quienes en verdad me apoyaron, apenas hace cosa de tres días…
Retomo… el viernes acudiendo a una de las 28 comunidades de Ayahualulco, Plan de la Cruz, zona montañosa con coordenadas 19°21”, latitud norte y 97°09” en su longitud oeste, a una altura de 2 mil 416 metros sobre el nivel del mar, sufrimos un mañanero desmayo que alertó a mis compañeros de viaje en ese taxi especial de Cosautlán que contratamos con mi colega Raúl Galván Leal, el cafetero cosauteco, momento que puso en peligro mi vida, al arribar a lo alto de esta comunidad, mientras llegaba la hora de la inauguración de la calle pavimentada… fueron minutos de angustia, me comenta Raúl y el taxista, y de meditación por lo que había sucedido… estuvimos cumpliendo con el trabajo, reservados e inseguros, los motivos que causaron este desmayo en una riesgosa experiencia, lo analizamos en compañía de los doctores que me atendieron los siguientes días, sábado con la joven doctora Estelita Sánchez González, en Teocelo, y domingo en el hospital civil de Coatepec, con los doctores Toño Rivera, enterado de los sucedido, y del amable y gentil doctor Pablo Rafael Alba Blázquez, el cardiólogo Alejandro Tlaxcalteca Salazar y la enfermera de esta sala.. para ellos mi profundo y sincero agradecimiento, reconociendo su noble labor en este delicado tema en donde por desgracia, poco entendible socialmente hablando, si lo hacen con actitud, entusiasmo y el medicamento propio que son ellos…
Dedican su vida, su tiempo de 24 horas atendiendo a los pacientes, acompañando, conversando, consolidando y consolando a ellos, a los que curan y a los familiares, dentro de los principios de la medicina, del juramento al padre de la medicina, el griego Hipócrates de Cos, quizás siguiendo cada uno de los elementos definidos por Empédocles, aire, tierra, agua y fuego, haciendo sagrado su profesión y su labor, dominando la técnica y el interés por la investigación, respetándose así mismo y dándole el derecho a los pacientes y a los preocupados familiares…
Gracias a los cuatro doctores que atendieron mi situación de salud, a ella, joven doctora pero con un futuro médico halagador y honesto, Estelita Sánchez, a los experimentados médicos, Toño Rivera Medina, Pablo Rafael Alba Blázquez, al excelente cardiólogo Alejandro Tlaxcalteco Salazar y su enfermera ayudante, mil gracias y sobre todo porque constaté ese trato humano que tanto necesitan los pacientes y ustedes, doctores, saben transmitirlo. Además de la sencillez,, la honestidad y la calidad humano… Dios los bendiga.
Afortunadamente me encuentro estable y con excelentes resultados de los exámenes médicos, y con la repetida recomendación de un prolongado descanso, después de más de 50 años ininterrumpidos de desvelos y de trabajo diario, descanso recomendados por los médicos que seguiremos al pie de la letra.
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