Por este delito hay varias personas entambadas y nadie se salva, en serio lector. Los abogados Víctor Loyo y Ramón Benítez defensores de un diputado oaxaqueño detenido en Veracruz por ultrajes a la autoridad y otros delitos, también fueron detenidos tras presentarse a la primera audiencia de su cliente acusados de ultrajes, disparar contra los uniformados y traer droga en su vehículo. Los señalamientos son risibles y no se sostienen con nada, pero los mantienen en prisión.
El 8 de septiembre policías estatales detuvieron en Xalapa a los jóvenes José Leonardo “N”, Lorenzo “N”, Juvencio “N”, Alejandro “N”, Brian Alberto “N” y Luis “N”. Quizá algo hicieron los chavos, pero fueron acusados de ultrajes a la autoridad ya que “trataron de agredir a los policías”, cuando en los videos que circulan no se ve ni siquiera que opongan resistencia.
En Veracruz, la violación a la ley por parte de las autoridades es junto con la violencia, parte del paisaje cotidiano. Y si no hay nadie que alce la voz es por miedo a ser acusado de ultrajes a la autoridad con lo que eso conlleva.
Lo que nunca imaginó Cuitláhuac es que las descalificaciones a sus abusos de poder vinieran de alguien de casa. En una videograbación para el diario Milenio el senador de Morena, Ricardo Monreal, dijo que en las democracias modernas no se puede permitir que se violen los derechos humanos y el Poder Judicial sea omiso ante los atropellos.
“En el caso de Veracruz a últimas fechas resulta extraño que un nuevo delito esté de moda. Precisamente un delito que tiene que ver con los ultrajes a la autoridad. Recientemente seis jóvenes fueron privados de su libertad por este delito. Está demostrado que estaban en una plaza comercial, los detuvieron, no opusieron resistencia y a los minutos o a la hora fueron acusados de que habían agredido con cuchillos a unos policías, lo que resulta totalmente falso… tienen tres meses privados de su libertad, sin que el juez de control haga algo por su liberación”, denunció el senador.
El señalamiento fue una patada al estómago de Cuitláhuac, pero también y más fuerte al de López Obrador porque con esto el zacatecano ya se le salió del huacal. Ricardo sabe que nunca será candidato de Morena a la presidencia, pero quiere aparecer en las boletas del 2024 y comienza a hacer su juego.
Al tomar como pretexto las constantes violaciones a los derechos humanos que hay en Veracruz, le está diciendo al presidente que no se va a quedar cruzado de brazos mirando cómo lo deja fuera de la contienda presidencial, como lo hizo cuando buscó la candidatura de la Ciudad de México en 2018.
El mensaje de Monreal, donde no mencionó ni una vez a Cuitláhuac sino al Poder Judicial (cuyos hilos en Veracruz los mueven el propio gobernador y Eric Cisneros) y a la CNDH (que depende directamente de Palacio Nacional), tiene su jiribilla porque le está haciendo ver al país que Andrés Manuel se equivocó con Cuitláhuac. Y si tantito me apuran, está presentando a éste como lo que es: un pusilánime inepto y escaso de cerebro que para colmo se ha convertido en un deleznable represor.
Pero independientemente del uso que Monreal le quiera dar a su mensaje, lo sustantivo es que explotó en Palacio de Gobierno y los veracruzanos no bajan a Cuitláhuac de represor.
Ese será uno de los estigmas que cargará mientras viva. Y en ese sentido sus némesis Yunes Linares y Duarte de Ochoa parecerán niños de pecho.
Y no lector, no es la ciudadanía quien ultraja a los policías, es Cuitláhuac quien con su incapacidad, falta de liderazgo, su inoperancia política, su soberbia, su desgobierno y su violación sistemática de las leyes, ultraja todos los días a los veracruzanos.
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