AÚN cuando no se ha concretado todavía, el solo hecho de enviar la iniciativa correspondiente para que el congreso del Estado, analice y vote, finalmente, la desaparición de la famosa ley de ultrajes a la autoridad, ya es un indicio de la buena decisión del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, para responder a la recomendación de la comisión nacional de los derechos humanos, pero sobre todo, para el cumplimiento del reclamo de la sociedad que después de varios hechos ampliamente conocidos, consideró que dicha legislación tendría que ser derogada, evitando, de esta manera, mayores confrontaciones entre el gobierno y sus gobernados.
Y aunque este asunto quedaría, por el momento, superado, lo más conveniente sería que los propios legisladores, comenzaran por hacer una revisión profunda de las leyes penales del Estado de Veracruz, para actualizar los preceptos legales y darle a la población veracruzana, mayor seguridad y plena garantía de una verdadera aplicación de la justicia en esta entidad, que por este motivo y otros asuntos relacionados con lo mismo, ha estado permanentemente en la atención de la vida política y jurídica de la nación.
Se vale insistir lo que hemos comentado anteriormente en el sentido de que el ejecutivo estatal, tiene que fortalecer su imagen política en Veracruz, por lo que resulta conveniente que tenga a su lado verdaderos asesores políticos y jurídicos que le digan la verdad, sobre todo, en estos casos que resultan ser muy delicados.
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No se trata de imponer el poder, por el solo hecho de poder, sino a través de establecer el orden y el estado de derecho con el consenso de la sociedad, a la cual se gobierna con el compromiso de hacerlo bien, con lineamientos políticos y legales que respalden el trabajo de un gobernante que, finalmente, sea reconocido por su prudencia, su paciencia y porque no, por su propia inteligencia.
Así es que, la derogación de la ley que ha sido seriamente cuestionada, es un primer paso para que la sociedad comience por reconocer que hay en el gobernante la suficiente sensibilidad política para aceptar los errores y enmendarlos cuando sea necesario. Para eso, se requiere capacidad y entendimiento, lo que pondría, de verdad, al gobernante veracruzano, en el lugar que le corresponde en la historia política de Veracruz.
La ley que hoy genera tanta controversia, pudo ser un instrumento ideado por otras mentes y presentado al gobernador como una estrategia política de su gobierno, pero no una solución adecuada que rindiera buenos frutos a su administración.
Lo bueno de todo esto es que ya se retoman los senderos de la recapacitación.
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LOS TRES DE MORENA.
INDEPENDIENTEMENTE de otras opciones que pudieran surgir en Morena, para enfrentar el proceso electoral del dos mil veinticuatro, lo que se ve ahora en el panorama político de esta organización política, son tres aspirantes que ya se encuentran perfectamente bien identificados. Se trata de Rocío Nahle, con grandes dificultades en su aceptación general, debido a que no tiene presencia en la entidad, salvo su imagen nacional que le proporciona el cargo de secretaria de energía. Luego seguiría, sin duda alguna, Sergio Gutiérrez Luna, un personaje qué hasta hace algún tiempo, era desconocido para los militantes de morena y lo que es más importante todavía, el hecho de que la mayoría de veracruzanos, que también votarán, tampoco tenían noticia de él. Como tercer precandidato, está, sin la menor duda, el actual alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuill, quizá el hombre de más confianza de los ciudadanos del Estado, incluyendo a muchos que no son morenistas. Ahued, como se sabe, cuenta con el mejor perfil político, pues ha sido alcalde, diputado local, diputado federal y senador de la república, además de ser un personaje de reconocida solvencia política y moral que representaría adecuadamente los colores de la cuarta transformación.
Se cree que entre ellos se encuentre el futuro candidato de morena para buscar la gubernatura del Estado. Los tres han destacado en el ámbito nacional y tienen, además, la capacidad suficiente como para hacerse cargo del próximo sexenio gubernamental.
Y cuidado, porque los veracruzanos, ahora más que nunca, quieren a un gobernador que los identifique, que tenga acercamiento con ellos y que pueda, en determinado momento, cumplir las promesas que se les hagan. A este propósito se sumarían, como ya lo hemos señalado, tanto militantes de morena, como muchos otros ciudadanos que en este momento no tienen partido.
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UN DÍA SÍ, Y OTRO DÍA NO.
DICEN LOS QUE SABEN que Dante Delgado Rannauro, ha considerado muchas veces la posibilidad de convertirse en candidato de Movimiento Ciudadano, a la gubernatura del Estado. Sin embargo, no está plenamente decidido, por lo que un día podría decir que si, mientras que en otro no. Y es que para que este momento llegue falta mucho tiempo todavía, aunque también se ha colado el rumor de que Pepe Yunes, había sido invitado por Dante, para que pueda ser su candidato.
Esta esta disyuntiva de Dante, hay quienes afirman que probablemente no quiera aparecer como la figura principal, por lo que haría coalición con un grupo político que tiene nexos con los Yunes del estero, lo que tampoco está fuera de la realidad, ya que en política pueden suceder las cosas más extrañas.
Lo anterior ya lo comentamos en entregas anteriores y todo parece que tiene fundamento, ya que buscarían, como se dijo, un tercero con amplio perfil político, que no fuera ninguno de los vástagos de Yunes Linares, ni tampoco Dante, por lo que tiene más certeza el hecho de que hayan invitado al político de Perote.
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