Aquí, allá y acullá, el monstruo de mil cabezas de la corrupción en Veracruz y en todo el país se retuerce, se resiste, mantiene su guerra sucia, lo que hizo muy bien durante toda la época neoliberal, para acallar las voces críticas, los movimientos de izquierda, los que se mueven del lado de donde está el corazón.
Fueron esos gobiernos los que enriquecieron a unos cuantos y explotaron los recursos naturales de México. Hoy, gracias a la Cuarta Transformación, las riquezas del suelo son del pueblo, para el beneficio de la nación.
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Tenemos que defender el litio, el petróleo, la energía eléctrica, todo lo que le da soberanía a nuestro país, porque en estos recursos naturales estratégicos está el futuro del desarrollo nacional. Si caen en manos extranjeras, de particulares o políticos corruptos, la lucha que está en marcha será en vano.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha sido flanco de una campaña de desprestigio, lo resumió este lunes de manera llana y clara: el plan de gobierno es acabar con la corrupción. De corrido y en un solo pie, bromeó el mandatario nacional, el plan se puede decir en tres segundos.
“Acabar con la corrupción, eso es todo, entonces ya no hay que estar pensando. Desde luego, el pensamiento es importante, la política es pensamiento y acción, pero ahora la acción es convicción, es lo fundamental. Entonces, por eso estoy dedicado a seguir trabajando”, dijo directo el jefe de las instituciones del país.
“Pues imagínense, me faltan dos años y medio, si así lo decide el pueblo, si ahora en ese día que no puedo mencionar la gente decide que continúe, también si lo decide el Creador, la ciencia, no sabemos qué nos depara el destino, pero si termino mi mandato me he propuesto no dejar obras inconclusas y esto implica que debo de trabajar, como lo he dicho siempre, desde que llegué a la Presidencia 16 horas diarias para hacer, de seis años, 12 años”, destacó.
De lo que se trata es de crear conciencia, para desterrar de nuestro país la corrupción, terminar de quitar la máscara a los conservadores corruptos y dejar establecido que sólo siendo buenos podemos ser felices y entonces sí, ya a Palenque. Más claro, ni el agua.
Monreal, sin eco
La campaña que en Veracruz inició Ricardo Monreal Ávila para defender a infractores de la ley, se ha desinflado. No ha tenido más eco que el mediático que quiso generar. En el cumplimiento de la ley no hay ciudadanos de primera y de segunda. No, ante la ley todos somos iguales, como dice la máxima juarista. Así que como dice la vieja máxima, por sus obras los conocerán y en Veracruz está muy claro: el que la hace la paga.
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