“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”.
-Primera de dos partes-
Fue masacre ante la vista de todos, fue desesperación para los asistentes a este juego, de los padres de familia protegiendo a sus hijos, fue rabia e impotencia para quienes seguimos las acciones de futbol en todos los niveles, hasta de mundiales, fue un vandalismo solapado por la seguridad del estadio de futbol y fue salvajismo reflejado en la golpiza con tubos y picahielos, de los llamados burlonamente “grupos de animación”, para resumir que el equipo anfitrión, los gallos blancos de Querétaro, tienen ganada la desafiliación…
Es poco, cierto. Cuando se antoja que los culpables plenamente identificados, no serán castigados y lo más lamentable, que las autoridades y la voz oficial en este caso, oculta la noticia del número de muertos en este sábado negro presentado en el estadio la Corregidora, cuando ella, doña Josefa Ortiz de Domínguez, no calló la noticia de que la conspiración en la que participaba ella, su esposo el abogado Miguel Ramón Sebastián Domínguez Alemán, Ignacio Allende y entre otros los hermanos Juan e Ignacio Aldama, desde luego don Miguel Hidalgo, iban a ser aprehendidos al ser descubierta la conspiración… pero aquí, en este estadio que lleva su nombre, se intenta ocultar la verdad, si están las fotografías, los videos y los testimonios plenos de los aficionados muertos en el túnel del estadio y otros en las gradas desnudos y agonizantes y aun así, fueron rematados…
En los 60 años como aficionado al futbol, seguidor de las chivas rayadas de Guadalajara, como fundador de un equipo en la ciudad de Teocelo, “Chinineros” y como reportero en el Mundial de México 70, considero que me autoriza para decir con seguridad que jamás había presenciado – por TV en este suceso - hechos tan lamentables, salvajes y monstruosos como lo presentado en este juego de Querétaro y Atlas, equipos que arrastran violencia desde que los actuales campeones del mediocre futbol mexicano, enviaron a la segunda división a los queretanos… en su retorno a la primera división, la rivalidad se continuaba manifestando cada vez más peligrosa… hasta lo experimentado el sábado próximo pasado…
Seamos sinceros y seguramente por expresarlo dirán que estamos en la exageración. Pero los hechos los sentimos, palpamos y vemos día a día entre los seguidores, simpatizantes o villamelones de los equipos del futbol de México… acaso no señores que aman el futbol mexicano, el juego del hombre y los que se emocionan donde las arañas hacen su nido o con un tiritito… la voz de todos los involucrados en las transmisiones, llevan parte de culpa… cierto.
Ellos, manejan a su manera el futbol mexicano, quizás por instrucciones de sus patrones, los monopolios televisivos, o de manera personal, pero acaban con un futbolista profesional cuando se lo proponen, lo califican, lo insultan, destruyen la imagen y en el peor de los casos, los jubilan. No se diga con los directores técnicos que les temen más a los comentaristas que a los propios dueños de los equipos y de ellos, de los hombres del micrófono se cuidan y les temen. Vemos encuentro tras encuentro como se avientan en contra de quienes para ellos, son los peores técnicos… ejemplos sobran. Y en cambio, alaban y difunden a quien les conviene así sean extranjeros vividores, o en problemas judiciales, importando ante todos los intereses…
Señores que aman el futbol mexicano, la violencia no se presenta solamente en las canchas del futbol mexicano, no está solo en los aficionados que portan orgullosamente la playera de su equipo, no está solamente en las malditas barras, porras o grupos de choque que acuden a los estadios… no señores, NO.
Tratemos de ser honestos.
Está en los aficionados al futbol que se desgarran entre ellos argumentando defender, amar, querer, idolatrar, endiosar una playera y defender los colores de su club antes que a otra cosa. La violencia está en los bares, más cuando presencian el juego de su equipo, violencia verbal, la burla y la majadería con el pretexto de defender una playera. ¡ Por Dios señores ! es violencia.
Digan que no…
Entiendan amigos, aficionados, que jurar amar y endiosar una playera no es de aficionados. Se defiende con la humildad y se razona con los hechos de su equipo. Deben aceptar que los equipos sufren de malas y buenas rachas, de historia y de leyenda. No es posible, cierto es, que un ingeniero esté llorando y aventando madres solamente porque su equipo perdió en cuartos de finales… ¡el colmo!
Y griten y expresen que su equipo es el mejor del mundo… ¿ acaso hay otro ? manifiestan burlonamente… ¿ y ahora ? seguramente su equipo que es el mejor del mundo juega solo, sino existe otro mejor que ellos. Esto también es violencia. La burla entre seguidores de equipos es violencia involucrando a la familia, y dañan a los hijos.
No solo en la cancha de futbol está la violencia. Se refleja en los comentaristas, en los dueños de los equipos defendiendo su economía, en la mafia de las concesiones, es decir, marcas cerveceras; en los horarios que desafortunadamente los definen las televisoras de acuerdo a sus intereses, en el negocio del VAR que le resta autoridad al árbitro, en los directivos de la Federación Mexicana de Futbol y su presidente Mike Arreola… ahí también existe violencia.
Ahora resulta que de esta masacre solamente se reportan 22 heridos, en su mayoría de Jalisco y 2 heridos más en “amarillo”, y solo uno de consideración que perdió un ojo. Ah, y el despido del director de Protección Civil de Querétaro y unos cuantos policías, entre ellos el que aparece en el video mientras los chingadazos estaban en su apogeo. Hablaba, se supo, solicitando ayuda.
De la misteriosa actitud de la policía privada y la pasividad de la estatal, de la declaración del gobernador panista Mauricio Kuri y del origen de las porras, en la siguiente columna.
Cuánta razón del filósofo, abogado y escritor inglés, Francis Bacón cuando dijo que quien no quiere pensar es un fanático y quien no puede pensar, es un idiota. Por algo es el padre del empirismo científico y filosófico. |