Y así de fácil como lo mató así de fácil abandonó el salón el sicario. No hubo nadie que le marcara el alto; no tuvo ninguna eventualidad o tropiezo. Tan sencillo como cuando ejecutaron a Yesenia y Johana o como cuando asesinaron a Viridiana… así de fácil.
Y otra vez la chinchera cantaleta, el sobado y resobado “no habrá impunidad”, mientras la impunidad vomita sus carcajadas y se regodea frente a las autoridades y una ciudadanía que es la que pone los muertos.
Y los seguirá poniendo lector, porque continuarán los abrazos para los delincuentes que irremediablemente contestarán a balazos. Y ay de aquel que critique la estrategia porque será acusado por López Obrador de cretino, desinformado e hipócrita de doble moral.
Para el tabasqueño, las masacres de hoy son “polvos de aquellos lodos” cuando lo cierto es que el lodazal lo estamos chacualeando ahora.
En un país normal, un presidente con 121 mil asesinatos dolosos en lo que va de su sexenio, que es vengativo, rencoroso, inhumano y miente por sistema, no tendría un 63 por ciento de popularidad. Y un sujeto sin idea de lo que es gobernar y con una aceptación del 13.2 por ciento ya estaría en su casa. Pero aquí es México.
El miércoles anterior, casi a la misma hora que cientos de mujeres se movilizaban en protesta por el asesinato de Viridiana Moreno, Cuitláhuac declaraba en Papantla que la seguridad en aquella zona aumentó un 25 por ciento.
La mentira fue soltada con todo desparpajo cuando la realidad es que en el primer cuatrimestre de este año, Veracruz es segundo lugar nacional en secuestro de mujeres y tercero en feminicidios.
Pero así se cuecen las habas en estos tiempos de cambio y transformación.
Antes la culpa de todo lo malo que pasaba en el país era de quienes lo gobernaban; hoy es de los conservadores; unos sujetos sin nombre y apellido que viven agazapados y cobijados por turbios intereses. Esos son los que desean que a México le siga yendo mal en todo, incluyendo la seguridad.
Para enseñar a esos tipejos cómo pacificar al país en dos años, el presidente inventó las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz en los estados. ¿De qué han servido? Úchale, hasta por sabido se calla.
En el caso de Veracruz la paz es un edificio imposible, tan es así que no se han puesto ni los primeros ladrillos de sus cimientos.
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