Unas semanas después de las elecciones de julio de 2018, en una comida organizada en su casa paterna de Otatitlán, mientras aguardaba el arribo del gobernador electo Cuitláhuac García, el anfitrión Eric Cisneros preguntó a uno de sus invitados si él se imaginó alguna vez que a la gubernatura de Veracruz pudiera haber llegado un hombre sencillo y sin gran trayectoria política como García Jiménez.
“Esto ya cambió, ya no volverá a ser como antes”, afirmó el ingeniero agrónomo cuenqueño, quien unos meses después asumiría la Secretaría General de Gobierno.
Por eso es que no debería de sorprender a nadie que últimamente el nombre del secretario de Educación de Veracruz, Zenyazen Roberto Escobar –compañero de lucha de Cuitláhuac contra la reforma educativa neoliberal del ex presidente Enrique Peña Nieto en 2013–, haya comenzado a mencionarse insistentemente junto con los del secretario de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, y el del diputado Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso local, como otra posible opción para contender como candidato de Morena en la próxima sucesión gubernamental.
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En el caso de Zenyazen se pondera su notable presencia en los 212 municipios veracruzanos como cabeza del sector educativo en la entidad, por lo que se considera viable que el ex diputado local oriundo de Río Blanco sea encartado en la encuesta que decidirá quién debe abanderar en la próxima contienda electoral al partido obradorista por sus niveles de conocimiento y aceptación del electorado, pues la elección de gobernador se empatará con la presidencial de 2024, y el nombre de Andrés Manuel López Obrador ya no aparecerá en la boleta, lo que ya no garantiza que Morena vuelva a arrasar con más de 30 millones de votos como en 2018.
Ayer, casualmente en su conferencia matutina, el Jefe del Ejecutivo federal respondió, sobre la selección de la candidata o candidato presidencial morenista, que “todavía gente cercana a nosotros no lo creen (que no hay ‘tapado’), están esperando una señal, pues se van a quedar sentados, esperando la señal”, reiterando que se va a elegir por “encuesta, esa es mi propuesta y está en los estatutos del partido al que pertenezco –‘aunque ahora tengo licencia’, dijo–, pero es legal; entonces cualquier ciudadano, es un derecho constitucional, votar y ser votado”, remarcó.
Y al preguntársele sobre la propuesta del senador Ricardo Monreal para que el Instituto Nacional Electoral, mediante elecciones primarias, ayude a elegir al abanderado presidencial de Morena, el mandatario la rechazó tajantemente e insistió en que en su partido “hay gentes honestas, ciudadanos que pueden conducir el proceso de la contratación de las encuestas y que sean los que cuiden todo el proceso; gente de inobjetable honestidad, ya con eso, y pensando en la transformación, que es pensar en el pueblo, pensar en la patria y ya”.
Hasta ahora se da como un hecho que la precandidata favorita de López Obrador para suceder a Cuitláhuac García sería su secretaria de Energía, Rocío Nahle, pero al interior de Morena hay voces que opinan que la candidatura local deberá definirse con la razón más que con el corazón, ya que dudan que la ingeniera nativa de Zacatecas tenga el carisma y la cercanía popular para apabullar en las urnas a sus contrincantes y sumarle suficientes votos al candidato presidencial que garantice la continuidad de la Cuarta Transformación.
La misma opinión deslizan sobre el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, de quien pese a su intenso activismo lo ubican más en el Senado de la República dada su estrecha relación con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo.
Por eso es que no descartan que en la sucesión estatal de Veracruz pudiera darse también un desenlace como el de la candidatura de Salomón Jara en Oaxaca, donde inicialmente se daba como un hecho la postulación de la senadora Susana Harp Iturribarría, famosa cantante de música mexicana tradicional, que por razones de género y su amistad con la familia presidencial parecía aventajar a su compañero de escaño.
Sin embargo, de última hora, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, con estadísticas en mano, le hizo ver a su jefe y amigo AMLO que el aspirante más “fuerte” y mejor posicionado en las encuestas era el senador Jara Cruz, lo que se comprobó en la elección de este domingo, en la que superó con más del doble de los votos al candidato de la alianza PRI-PRD, Alejandro Avilés.
La carrera para la sucesión presidencial y estatal de 2024 ya comenzó y la elección de este 5 de junio anticipó un posible panorama de lo que podría ocurrir. Morena y sus aliados se preparan para arrasar nuevamente en las 22 entidades que en total gobernarán hasta el año entrante –pues en 2023 podrían sumar las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, actualmente en poder del PRI–, pero para ello el Presidente y su partido deberán postular a las y los candidatos más competitivos.
Habrá que esperar a ver qué les indican las encuestas. |