¿Qué significado de “adolescencia”, apoyado en la investigación de su realidad, debió atenderse para legislar, en los planos constitucional y legal, el “sistema penal” aplicable a esta categoría humana? Advertimos nuestro insistente interés por inquirir la respuesta a ésta y a las demás preguntas formuladas en las entregas anteriores, porque se configura la preocupación cierta de saber que no hubo apoyatura sustentada en bases de conocimiento objetivo para adoptar un concepto que se muestra complejo y complicado. En opinión de Brittany Allen y Helen Waterman: “La adolescencia es el período de transición entre la niñez y la adultez. Incluye algunos cambios grandes, tanto en el cuerpo como en la forma en la que un joven se relaciona con el mundo. La cantidad de cambios físicos, sexuales, cognitivos, sociales y emocionales que ocurren en esta época pueden causar expectativas y ansiedad tanto a los niños como a sus familias. Entender qué se puede esperar en las distintas etapas puede promover un desarrollo saludable durante toda la adolescencia y a principios de la adultez”, y apuntan una división interna: a) Adolescencia temprana (entre los 10 y los 13 años); b) Adolescencia media (entre los 14 y los 17 años); y, c) Adolescencia tardía (18 a 21 años... ¡o más!)”. Así, los infantes se convierten en adolescentes, pasando por situaciones de crecimiento rápido, curiosidad y ansiedad, indefinición sobre lo “normal”, ideas concretas y extremistas, necesidad de privacidad, interés por relaciones románticas y sexuales, discusión con sus padres y búsqueda de más independencia y, en suma, se configura un periodo de inestabilidad y crisis de adaptación familiar y social.
Por su peso humano e intelectual, traemos a colación lo expresado por Edgar Morin en su afamado libro, “La Vía”, en el que dedica un espacio a esta etapa de la vida: “Entendemos que la adolescencia es la edad sociológicamente situada entre el nido protegido de la infancia y la entrada de los adultos en el mundo profesional…y actualmente puede prolongarse hasta los veinticinco años y más…se constituyó como clase biosocial, desarrollando sus costumbres, ritos, vestimenta y música…Es una edad en la que uno aspira a la plena existencia, desea una vida autónoma y comunitaria a la vez, espera y desespera, se rebela contra el orden social del mundo adulto, significa transgresión, tormentos, angustias y sueños…El adolescente es el eslabón débil de la sociedad…aspira a la existencia plena…La heroína que se inyecta el adolescente <<colgado>> es la respuesta exasperada a la misma angustia que el adulto calma con somníferos…El adolescente es el portador de los problemas de nuestra civilización, aunque de una forma más intensa…Entre los adolescentes, el crecimiento de las incertidumbres sobre el porvenir personal y sobre el futuro global de nuestras sociedades favorece una desesperanza que se convierte en aumento de los intentos de suicidio y en un incremento en el consumo de drogas”; pero quizá lo más agudo del pensamiento de Morin incide en las condiciones de aventura, resistencia, creatividad, transgresión, aspiraciones, riesgos y delincuencia que se viven de manera vertiginosa en la adolescencia. Por su profunda comprensión, continuaremos con el pensamiento de Morin sobre esta impactante fase de la vida que, además de la infancia, “marca” el derrotero del futuro de toda persona. Seguiremos con la próxima y última entrega de esta ya no tan breve serie. |