Lo cierto es que la reforma movió el avispero, pero solo en la oposición. Los MORENOS, serenos.
¿Por qué algunos en la oposición están tan preocupados por el presunto traje a la medida para Nahle, si, como observa el distinguido periodista Arturo Reyes Isidoro, “La oposición quiere a Nahle de candidata” pues la consideran la rival más débil?
Los sabios bebedores de café cuestionan: ¿Realmente la oposición quiere a Nahle como candidata por lo anterior, o es, al contrario, a la que más temen por el apoyo que podría recibir de la Federación?
Es más, la reforma pudo abrir la puerta para una negociación adelantada de un plan rumbo al 2030, con un proyectado Ricardo Ahued, que dejaría sentada a una oposición que ha llegado a pensar en la posibilidad de jalárselo para hacerle frente a Nahle en el 24.
Ahued podría pensar en ir con la oposición si esta fuera fuerte y organizada, con opciones de ganar, pero, así como está de partida y con los clanes en pugna a morir, ni pensarlo. Resulta más atractivo ir a la segura, terminar el periodo como alcalde, brincar a una cartera del gobierno estatal para desde ahí, ahora sí, ir cómodamente y con todo por la gubernatura.
Este día las canillas duras van para la oposición que se rasga las vestiduras por una armonización Constitucional que se sabía necesaria y por no dar señales de enfilar un candidato común de peso completo.
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