Como por arte de magia, en la Cámara de Diputados se nombró a dos diputados priistas en la Sección Instructora, con lo cual la amenaza de desafuero a Alejandro Moreno Cárdenas para juzgarlo por enriquecimiento ilícito –que hoy más que nunca queda comprobado que había elementos de sobra para proceder en su contra- se desactivó.
No solo eso. Este martes, la gobernadora de Campeche Layda Sansores –que llevaba semanas exhibiendo a través de audios ilegales las corruptelas, fantochadas, vulgaridades y miserias del dirigente nacional del PRI- anunció en sus redes que “hemos decidido no tocar el tema de Alejandro Moreno” en su programa de televisión, pretextando que esperarán a que se resuelva el amparo que éste interpuso.
La jugada es grotesca, como gigantesca la evidencia de un acuerdo entre el régimen lopezobradorista para dejar de golpear al desacreditado y paria dirigente priista, a cambio de que la bancada de diputados federales del PRI apoye la militarización que quiere el gobierno mediante el bodrio presentado por la legisladora De la Torre. En política no hay casualidades.
Alejandro Moreno negoció su impunidad vendiéndose él y a su bancada al régimen, y de paso dándole otro inmenso regalo: la alianza opositora que hasta hace pocos días decía estaba más firme que nunca, hoy está a punto de naufragar.
De reacción retardada –lo cual explica también el lamentable estado de la oposición en México-, el dirigente nacional panista Marko Cortés salió a darle un “ultimátum” al PRI: o retira la iniciativa de marras o se acaba la alianza “Va por México”. A lo que, bravucón –y seguramente calculando que esto pasaría-, Moreno Cárdenas respondió que “el PRI no recibe ultimátum, ni acepta órdenes ni de aliados ni de adversarios”, mientras su cómplice en la debacle del otrora “partidazo”, el impresentable Rubén Moreira, defendía en medios la iniciativa militarista prácticamente con los mismos argumentos del régimen al que decían “oponerse”.
Habrá que ver si el frente opositor se desbarata o no. Lo que es un hecho es que Alejandro Moreno Cárdenas es insostenible como dirigente nacional del PRI, pues no le queda nada de liderazgo.
Poco después de la advertencia panista, los senadores del PRI emitieron un pronunciamiento rechazando tajantemente la iniciativa respaldada por los diputados federales de su mismo partido –que cobardemente ni siquiera se atrevió a presentar personalmente Moreno Cárdenas-, anunciando además que si la aprueban en la Cámara baja, en el Senado el PRI la votará en contra.
El coordinador de la bancada priista en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong, señaló que el tema fue discutido por su grupo parlamentario y “ninguno estuvo de acuerdo en apoyarla. Yo quiero decirles, empezando por su servidor, no respaldaré, no votaré a favor de esta iniciativa que está en la Cámara de Diputados”.
Y no solo los senadores. El diputado federal veracruzano José Francisco Yunes Zorrilla también se manifestó al respecto con un tuit, luego de que en el comunicado de su bancada lo incluyeron –seguramente sin consultarle- como adherente de la iniciativa.
“El debate respecto a la propuesta de extender la presencia de las FA (Fuerzas Armadas) en la GN (Guardia Nacional) debe realizarse a finales de la Legislatura, ante la desastrosa gestión en seguridad del gobierno y el incumplimiento en la formación de nuevos policías. Éste no es el momento para votar modificaciones”, publicó Yunes Zorrilla, desmarcándose de la postura adoptada por su propia bancada y por Alejandro Moreno Cárdenas.
Sin embargo, el daño está hecho. Para salvar el pellejo, “Amlito, el moreno” le estaría garantizando al régimen no solo la militarización que desea, sino que le habría dado un golpe de muerte a la coalición opositora y a su propio partido, que con esto está cada vez más cerca de desaparecer.
Lo cual, se merece.
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