Es el senador Ricardo Monreal Ávila, el encargado de hacerle ver su suerte al presidente de la República, el tema es polémico por si sólo y los mexicanos le reprochan a AMLO el no cumplir con una de sus principales promesas de campaña: “Sacar al ejército de las calles”, por el contrario, ahora, la guardia nacional, la encargada de las tareas civiles de vigilancia y protección ciudadana, pasará al ejército si en el senado que, encabeza Monreal, lo acepta la bancada de Morena que, desafortunadamente para Obrador, mueve muy bien Ricardo Monreal.

Quizá el que esto escribe esté elucubrando, quizá no, lo cierto es que, la herida de la detención y posterior liberación en una batalla política que traspasó las fronteras nacionales, de José Manuel del Río Virgen, uno de los colaboradores más cercanos a Monreal, sigue abierta y muy fresca: “ultrajes a la autoridad”, una ley que fue utilizada desde palacio de gobierno de Veracruz, para quitarse de encima enemigos políticos, algunos de los cuales, siguen en prisión sin que aún se les dicte sentencia.

Por otro lado, es necesario que 8 de 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, voten en contra de la Prisión Preventiva oficiosa o: “Detención de oficio” (cuyo plazo máximo estipulado en el artículo 19 de nuestra Constitución es de Máximo: 3 días) pero que, desafortunadamente, poniendo de ejemplo a Veracruz, mantiene en prisión a personajes a los que no se les ha juzgado aún y cuya sentencia “va pa largo” pues, no hay elementos para procesarlos.

Las leyes en sí, no son malas, lo malo es la intención del gobierno en turno, para aplicarlas a su albedrío: desaparecer a la policía federal, crear a la guardia nacional y ahora, pasarla a manos del ejército, es una clara muestra de la ya inevitable militarización del país, con ello, lo que se pretenden es, primero, la persecución, para detener a los enemigos del Estado, sin tener que fabricarles delitos.

Hace falta otra ley que lo permita y esa es: La detención preventiva oficiosa; más allá, si las cosas le resultan a López Obrador, entonces, la Ley de Ultrajes a la Autoridad, será revivida a nivel nacional y, por el simple hecho (mal aplicado y en contra de la ciudadanía) de mentarle la madre a un elemento, ya te aplican lo de “ultrajes” más la prisión preventiva, situación que te puede mantener en prisión, un tiempo bastante largo.

¿La moneda está en el aire? Tal vez, por un lado, quien tiene la última palabra en la SCJN será el ministro presidente Saldivar que, aunque impulsor de erradicar dicha medida, es un aliado cercano, cercanísimo de AMLO y que, seguramente, fue uno de los que recibió al otro López en la Suprema, “para echar café” y por el otro, Monreal Ávila, el senador, el político, el que tiene la sartén por el mango en la Cámara Alta, si algo sabe de política es: Negociar. “La posición que tome al respecto como jefe de su grupo en el Senado viene precedida por declaraciones del pasado en las que advertía al Gobierno de que los cambios propuestos en la Guardia Nacional requieren una modificación de la Constitución”, nos dice Carmen Moran Breña en su artículo sobre la polémica militarización de México en el diario español El País.

En ambos casos, lo que se necesita (Y no quieren que se haga) es: Modificar la Constitución.

¡Dios nos coja confesados!