No menos grave resultó que para 2021 había menos mujeres que hombres con una cuenta de ahorro formal, ampliándose la brecha a más de tres millones de personas; esto tiene su origen en que las mujeres mostraron mayor tendencia a la utilización de otros canales de ahorro informal para ahorrar en comparación con las utilizadas por los hombres, una de ellas, las tandas. Poniendo en grave riesgo sus ahorros, pues historias de error (y de terror) conocemos, desafortunadamente muchas.
También es de destacar que la brecha del número de mujeres que tienen una cuenta de ahorro para el retiro se amplió a mas de 6 millones de personas, es decir las mujeres estamos menos preparadas para el retiro, en comparación con los hombres, y si se considera la cantidad de hogares mexicanos que son sostenidos por mujeres, el dato se agrava aún más.
Todos, datos alarmantes que sin duda presentan un escenario de retroceso en ese anhelado propósito que es el ahorrar para tener un mejor futuro.
En efecto, sobra decir las circunstancias tan adversas por las que hemos transitado en estos dos últimos años, desafortunadamente la pesadilla aún no termina, y estas cifras nos muestran desde ahora, lo que se ha venido sosteniendo desde el comienzo de la pandemia, sobre que las circunstancias no son las mismas, el contexto económico en el que nos desenvolvemos no es el mismo que al 2018, antes del COVID.
Máxime que los datos que se comparten pertenecen apenas al año 2021 y nos falta por ver lo que resultará con el próximo a finalizar dos mil veintidós y lo que nos espera de aquí al dos mil veinticuatro. Así que para mantener vigente el propósito de guardar un poco, de lo poco que se recibe, es esencial insistir en la elaboración de un presupuesto familiar para evitar esas pequeñas fugas que pueden estar haciéndonos salir de la cuenta mensual, o quincenal según corresponda.
Comparar desde luego precios y lugares en donde se adquieren los productos de la canasta básica y de primera necesidad, evitar en la medida de lo posible hacer refinanciamiento de las deudas, y por ningún motivo comprometerse a pagar plazos o intereses que no se van a poder completar, pues esas promesas presionadas a futuro son las que casi siempre terminan poniéndonos en serios apuros.
Creo además que no puede haber mejor inversión en estos tiempos complejos, que pagar en la medida de lo posible las deudas que se tengan, ojo, pagar conforme a lo ya pactado, pagar lo justo, y no caer en el error de generar nuevas deudas, por el miedo a fallar.
El ahorro por ahora seguirá siendo ese sueño difícil de perseguir y de alcanzar, pero vale mucho la pena revisar si hay algo que podamos cambiar, cuando pensemos en futuro, pues esa seguridad en el futuro nos brindará una gran estabilidad en el presente, que nos hará resistir con valentía estos momentos de turbulencia económica.
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