“Con el capitalismo desmedido, se llegó a la canonización de la ganancia y así se consideraron cada vez más beatíficos los altos porcentajes de ingresos que se obtenían por la comercialización.
“Como sea, el industrial arriesgaba y arriesga en la producción de las mercancías, del mismo modo que el agricultor en el campo, pero ambos terminan vendiendo a un precio determinado sus materiales y sus cosechas a los coyotes comercializadores, que son los que se llevan una enorme tajada, pues por el simple hecho de comprar a los productores y vender al público obtienen ganancias de muchos cientos por ciento. Y encima quieren que se les reconozca como un gran mérito. Va un ejemplo:
“En Diario de Xalapa se publicó a principios de este año, que ‘de acuerdo con la Comisión de Seguimiento a Precios de Café en Veracruz, en promedio, los productores de la región de Coatepec reciben 14.9 pesos por el kilo de café en cereza; los de Huatusco, 15.8, y los de Córdoba, 14.9 pesos. En contraste, en una cafetería xalapeña, una taza de café americano de 270 ml puede ser adquirida entre 23 y hasta 28 pesos; el aumento en los últimos días está entre los seis y ocho pesos, igual que para las distintas presentaciones de expresso, cuya taza de 44 ml puede llegar hasta los 30 pesos.’
“Los comerciantes pretenden que el gran público les muestre su admiración por las fabulosas ganancias que obtienen, y todos buscan aumentar aún más el diferendo entre el precio de compra para ellos y de venta para los consumidores.”
Nuestro amigo me comenta que además de todo lo que obtienen, los comerciantes más voraces están buscando permanentemente la forma de esquilmar aún más a la clientela.
Pero eso, si me permiten, lo explicaremos en el “Sin tacto” de mañana.
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