En Oaxaca no pudo ganar la encuesta la senadora Susana Harp, así como sucedió recién en Coahuila con Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
En Veracruz falta poco más de un año para que MORENA aplique y dé los resultados de su encuesta, pero quizá eso no sea lo importante, sino los 4 años que Rocío Nahle ha dejado de tener el tan necesario contacto afectuoso con los veracruzanos y en los que solo le han crecido los puntos negativos y sus competidores.
Esos puntos negativos quizá no lleguen a pesar tanto en las encuestas internas de MORENA, aunque tal vez sí lo podrían hacer en la elección del 24… Los veracruzanos están molestos por ser ninguneados y no ser tratados como se les trató a los tabasqueños en cuanto a las tarifas eléctricas.
Hoy Rocío Nahle, sí que tiene competidores dispuestos a pelearle palmo a palmo la candidatura de MORENA y quizá con mucha mayor actividad presencial entre los morenos de a pie. Rocío Nahle quizá olvidó aquel viejo dicho que dice: “Santo que no es visto no es adorado”.
Y es que Rocío Nahle ha sido lejana de las bases de MORENA y ha mantenido una espantosa frialdad y desconfianza con los medios de comunicación y columnistas.
Nahle ha dejado su futuro político en Veracruz en manos de sus operadores políticos que, al final de cuentas, cuando el día D llegue, correrán a tocarle las fanfarrias a quién resulte ganador de la encuesta.
Hay verdades que no cambian ni con cien transformaciones.
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