En segundo lugar está el chino mandarín, con 918 millones de hablantes nativos, a los que si les agregamos los no chinos que lo dominan llegan a 1,120 millones de seres humanos.
Bueno, el español tiene 543 millones de hablantes nativos y se acerca a los mil millones de quienes lo entienden y lo practican.
Pero en México en estos días, Andrés Manuel ha tenido que utilizar los servicios de una traductora para entender lo que han dicho, dicen y dirán don Joe y don Justin (y cuando digo “entender” me refiero solamente a que le traduzcan al castellano lo que expresen, no que le hagan comprender plenamente las ideas de los otros, que ése es otro cantar).
Lilia Rubio Zamora es la intérprete oficial de la Presidencia de la República, y tiene una vasta experiencia en el cargo. Ya estuvo con AMLO en la Oficina Oval durante el encuentro con Donald Trump, y ayer viajó en la Bestia junto con una traductora de la Casa Blanca.
Yo pienso en ella con cierta conmiseración, porque imagino los problemas que debe tener cuando trate de pasar a un inglés entendible los términos y frases fecundas que utiliza el nativo de Macuspana.
¿Cómo se dirá en english “Me canso ganso?” ¿O términos como “fifí” y “chayoteros?
Y me pregunto también si la intérprete Rubio transportará a la lengua de Shakespeare el dequeísmo incorregible de AMLO, o si hará el correspondiente en inglés a aspirar las letras “s” al final de expresiones como “son las trej” o a suprimir las “d” en palabras como “solidaridá”. Y también si le añadirá la “s” a la traducción de “dijistes” o “hablastes”.
Pobre doña Lilia… y ya de transportar ideas mejor ni hablamos.
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