El burdo Plan C como se le ha denominado ya en los corrillos políticos evidencia que en eso de participar democráticamente Morena no toma o gana por la buena, lo de ellos es el arrebato, el acaparamiento monolítico cavernario.
Bien decía el más afamado Tuxpeño, Don Jesús Reyes Heroles que la política es forma y fondo, cosa que estos a pesar de haberse formado dentro del ADN priista no terminaron de aprender y mucho menos de comprender.
Así la incorporación de Bertha María Alcalde Luján, hija de Bertha Luján Uranga, la contralora del gobierno del Distrito Federal cuando Andrés Manuel López Obrador era jefe de Gobierno y hermana, además, de Luisa María Alcalde Luján, la secretaria de Trabajo y Previsión Social (STPS) en el actual gobierno federal.
Guadalupe Álvarez Rascón, hija de José Antonio Álvarez Lima, ex gobernador priista de Tlaxcala, senador por Morena, director de Canal 11 y asesor de los López del sur.
Lulisca Zircey Bautista Arreola, esposa del subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda federal, Daniel Fajardo Ortiz.
Guadalupe Taddei Zavala, gente cercana al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, con quien colabora como presidenta del Instituto Sonorense de Transparencia. También es tía de Pablo Taddei Arriola, el primer director general de la paraestatal Litio de México.
Y Rebeca Barrera Amador quien fuera presidenta del Instituto Electoral de Baja California Sur, donde actualmente mandata Morena.
Así casualmente las cinco féminas que integran la quinteta tienen un nexo con el partido en el poder, confirmando que estadísticamente las probabilidades matemáticas con Morena tienen otras reglas y otros comportamientos, permitiendo confirmar que, con ellos, la fortuna y la suerte es cosa de todos los días.
En semanas anteriores circuló la versión de que la prueba aplicada a los concursantes habría sido filtrada a ciertos personajes ligados precisamente con Morena, en su momento los integrantes del Comité Técnico de Evaluación saltaron cuales ranas en comal al advertirse el embute, negando que fuera cierto.
Pero lamentablemente la estrategia tan mal ejecutada hace más que evidente que la versión que afirmaba la infidencia resulta ser cierta, pues estadísticamente es imposible que las 5 finalistas pudieran alcanzar esa instancia sin haber sido ayudadas.
Cuando lo burdo se pretende comparar con inteligencia se hace una masa atroz que termina por convertirse en una bola de engrudo difícil de tragar.
Al tiempo.
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