Por eso Cuitláhuac García nunca ha sido invitado a sumarse (de manera pública), a la campaña de Sheinbaum, y para ello pedir licencia o renunciar al cargo que ostenta; se le pidió integrarse de “manera tácita” sin dejar la gubernatura, y premiarlo, a la postre, con una buena posición federal.
Se le ha encargado a García no perder el estado de Veracruz para Sheinbaum, y dejar que Rocío Nahle maneje su campaña con los operadores estatales designados. El gobernador tiene la “nada sencilla tarea” de llevar el mayor número de votos veracruzanos a la presidencial.
Cuitláhuac García sabe que si Sheinbaum gana será titular de la Secretaría de Energía, Educación Pública, CFE o Pemex, y por ello no puede perder, pues “en el pecado llevaría la penitencia”. Repito, el gobernador no fue invitado a sumarse a la campaña presidencial, pero sí a operar desde Veracruz sin dejar el cargo; siempre ha sido así.
Veremos qué pasa; las decisiones pueden cambiar.
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