Fitch Rating ha pronosticado la posible activación del bono catastrófico de México por parte del Banco Mundial.
Cito una nota publicada en la revista PROCESO:
“El bono fue diseñado para cubrir cuatro peligros distintos: terremotos de baja frecuencia, terremotos de alta frecuencia, huracanes en el Océano Atlántico y huracanes en el Océano Pacífico”, destacó Fitch Ratings. (1)
Recomiendo dar lectura a la nota completa de PROCESO, cuyo contenido nos acerca a uno de los múltiples ángulos sobre la catástrofe, la tragedia, el profundo desgarramiento físico, económico y social que sufren Acapulco, Coyuca de Benítez, Apaxtla, Arcelia, Chilpancingo, Cuetzala del Progreso, Eduardo Neri, Florencio Villarreal, General Heliodoro Castillo, Juan R. Escudero, Leonardo Bravo, Mochitlán, San Marcos, Tecoanapa y Tlapehuala, entre otros municipios.
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Ayer la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) declaró condición de desastre natural para 47 municipios de Guerrero afectados por el paso del huracán Otis.
Unos con más daños que otros. pero la tragedia extendió su manto sobre la entidad guerrerense, conformada por ochenta y un municipios.
En Guerrero habitan 3 millones 540 mil 685 ciudadanos, esto es el 2.8 % de la población total del país.
En términos de aportación al Producto Interno Bruto (PIB) de México, Veracruz genera el 4,5 % del PIB, lo cual nos ubica en el quinto lugar luego de Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León y Jalisco, que son -en ese orden- las principales entidades generadoras de bienes y servicios finales en la economía nacional.
Guerrero ocupa el lugar 24, con una aportación del 1,4 por ciento al PIB.
Ahora bien, dentro del Producto Interno Bruto por estado, Acapulco es el principal generador de riqueza en Guerrero, con una aportación que supera el 60 % y hay quienes calculan hasta el 80 %.
Este dato es de suma relevancia porque Acapulco ha quedado literalmente destrozado, lo que afecta a sus más de 800 mil habitantes y a los más de 200 mil ciudadanos de municipios vecinos inmediatos.
Es decir, Otis ha dejado en la calle, sin empleo, sin patrimonio familiar, sin agua, sin alimentos, sin futuro inmediato a 1 de cada 127 mexicanos, si tomamos en cuenta que el país ronda los 127 millones de habitantes.
Cito de nueva cuenta la nota de PROCESO:
“Las estimaciones preliminares de pérdidas catastróficas ocasionadas por Otis tanto económicas como aseguradas ascienden a 16 mil millones de dólares, remarcó la agencia.
Recordó que la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) reportó daños en 80 por ciento de los hoteles de la ciudad, 16 mil viviendas y 20 mil vehículos.” (2)
A paridad Peso-Dólar del pasado miércoles 1ro de noviembre -17.80 pesos por 1 dólar- según los cálculos de Fitch Rating sobre daños causados por Otis, estos equivalen a 284 mil 800 millones de pesos.
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El gobierno federal ha puesto en marcha acciones de rescate.
Cito:
“Acompañado de su gabinete, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó este miércoles la primera etapa del Plan General de Reconstrucción y Apoyo a la Población Afectada en Acapulco y Coyuca de Benítez por el huracán Otis.
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, señaló que se calcula una inversión de 61,313 millones de pesos para este plan de reconstrucción. La estrategia busca levantar el puerto de Guerrero y ayudar a los hogares afectados con entre 35,000 y hasta 60,000 pesos, según su nivel de daño.” (3) Tomado de EXPANSIÔN POLITICA.
Si comparamos los 16 mil millones dólares de pérdidas que habría dejado Otis con los 3 mil 444 millones de dólares (equivalente a 61 mil 313 millones de pesos) del Plan de Rescate de Acapulco del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, la diferencia es enorme.
Sin embargo, debemos tomar en cuenta algunos factores:
– Se trata de una primera etapa, lo cual implica más inversión gubernamental en etapas posteriores.
– Las aseguradoras están obligadas a cubrir la parte legal que les corresponde con los hoteleros, empresarios en general, ciudadanos en particular, automovilistas cuyas pólizas cubran daños por huracanes; así sumen un porcentaje mínimo entre cientos de miles afectados.
– El bono catastrófico del Banco Mundial referido por Fitch Ratings, representa un conjunto de compromisos financieros que pueden alcanzar más de cuatrocientos de millones de dólares.
– El sector empresarial habrá de exponer al paso de los días, semanas y meses, su postura, capacidad económica e interés por rescatar su propio patrimonio vía nuevas inversiones, en cantidades evidentemente multimillonarias cuyo alcance en este momento se desconoce a detalle.
– La sociedad civil mexicana es solidaria, siempre ha aportado, aporta y aportará en beneficio de los afectados
– Según BBVA, en el 2022 el estado de Guerrero recibió 2 mil 955 millones de dólares por remesas, lo cual representó un 12.5 % de incremento respecto a los envíos de sus paisanos desde Estados Unidos durante el año previo, el 2021. Ya veremos el comportamiento financiero de los migrantes guerrerenses para con los suyos, enterados de la herencia trágica de Otis.
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Todo lo anterior son números, referencias a finanzas, acercamientos económicos a la huella de Otis en Acapulco y municipios vecinos en Guerrero.
Reitero mi convicción sobre el desconocimiento general respecto a la magnitud de la tragedia que padece Guerrero.
Observo el éxodo como mecanismo de sobrevivencia.
Tomo en cuenta el factor tiempo que juega en contra de todos pues a los requerimientos de agua, alimento, salud que exigen atención inmediata, difícilmente se les atenderá desde planes macro de envío de dinero público o privado.
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Esta condición, la de los requerimientos inmediatos, desnuda una realidad particularmente grave y cruel: ni el gobierno federal, ni el estatal, ni los Ayuntamientos están preparados para un acontecimiento de la envergadura de Otis.
Y este aspecto -la ausencia o escasez de prevención- va más allá de las pugnas ideológicas, electorales o de discurso político.
Un punto es la incapacidad humana Per Sé, respecto a los fenómenos naturales y otro punto muy distinto es la eficacia en la administración de un gobierno; elemento, éste, inscrito en las estructuras del Estado.
Es decir: es imposible saber cuándo habrá un temblor o un huracán, pero sí sabemos que un día ocurrirán y en el caso de los huracanes la ciencia nos da elementos para ubicar sus ciclos de aparición.
Ante esta realidad producto de la experiencia y visible desde la ciencia atmosférica, sí es posible contar con programas eficaces de comunicación preventiva, así como fondos financieros, organismos de seguridad, cuerpos de rescate, mecanismos de suministro básico para atender emergencias.
Nada de esto es nuevo y de hecho se ha construido a lo largo de décadas y existe: Plan DNIII, FONDEN, Cruz Roja, Protección Civil, Comunicación Social, Sistema Sismológico, Información Satelital etcétera…
Si llega Otis nadie puede señalar a nadie: llegó un huracán gigantesco. Punto.
Las observaciones y críticas son respecto a la capacidad de prevención operativa y financiera y al despliegue eficiente, rápido, oportuno del rescate y reconstrucción.
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La implementación del Plan de Rescate de Acapulco luce inteligente y oportuna. Esperemos resulte eficiente en el corto plazo.
En contraste, la exhibición de un modelo de gobierno cuyo manejo horizontal del gabinete en pleno es relevado por un modelo vertical, expone un país donde urge reflexionar sobre el papel de todos, de cada quien: del gobierno, de la burocracia, del sector privado, de la clase trabajadora, de las instituciones, de la sociedad civil…
En un modelo vertical -como el impuesto por Andrés Manuel López Obrador- un jefe, gerente o -en este caso- el presidente de la República, controla decisiones en el primer nivel de importancia.
No deslinda, no confía, no otorga responsabilidades específicas por las cuales cada uno de los Capitanes bajo las órdenes del General, debe responder, entregar buenas cuentas o enfrentar las consecuencias de sus errores.
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Resulta claro que este modelo vertical conduce a colapsos.
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¿Por qué y cómo hemos llegado a dónde estamos?
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En Guerrero, desde hace varias décadas se ha generado un Estado paralelo donde manda, ordena, decide vidas y destinos el crimen organizado…
En Guerrero ocurrió el secuestro y muerte de los 43 de Ayotzinapa…
En Guerrero la alcaldesa de Chilpancingo -su capital- lanzó cuetes durante su informe de gobierno, mientras sus vecinos de Acapulco luchaban por sobrevivir ante la presencia funesta de Otis…
En Guerrero, la gobernadora no sabe gobernar porque no está preparada para ello, luego de arribar a ese cargo vía su padre -el senador Félix Salgado Macedonio-, un poderoso político que fue alcalde de Acapulco y es acusado de presuntos vínculos con narcotraficantes…
En Guerrero se paga derecho de piso hasta por vender empanadas en la playa…
En Guerrero los turistas disminuyeron su número de visitas ante el dantesco espectáculo de cabezas humanas arrojadas por doquier…
En Guerrero habremos de ser testigos sobre quién atiende primero a los damnificados: el gobierno, los empresarios o los narcos….
No olvidemos que los criminales cobran porcentajes de interés sólo pagables con la libertad y la vida…
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Otis atacó más allá de la fortaleza de la voz presidencial…
Más allá de hoteles, casas, patrimonios familiares, turistas, vidas…
Otis ha terminado con una parte del poco tejido social que aún quedaba en Acapulco, Coyuca de Benítez y otros municipios hasta sumar 47…
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Ojalá alcancemos el objetivo trazado por el presidente López Obrador y los acapulqueños no pasen una amarga navidad; meta cuasi imposible…
El tema, sin embargo, cuenta aún con mayor profundidad: ojalá Guerrero sea rescatado del abandono histórico padecido durante décadas…
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Ojalá visualicemos a Guerrero como fiel retrato del México que lamentablemente somos: el país de los inefables tiempos de buitres…
(1) Otis dejó pérdidas por 16 mil millones de dólares: Fitch Ratings – Proceso
(2) Otis dejó pérdidas por 16 mil millones de dólares: Fitch Ratings – Proceso
(3) AMLO presenta plan de 20 puntos para rescatar Acapulco e inversión de 61,000 mdp (expansion.mx) |
