La maestra Verónica Pulido forma parte de la formidable bancada panista que tiene como base la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Ahí están con ella Jaime Enrique de la Garza Martínez, Bingen Rementería Molina y Miguel Hermida Copado (otra “calamidad” para los legisladores oficiales, que tiene el importuno mérito de haber sido amenazado en su integridad física por otro distinguido intelectual de la 4T, Roberto Francisco San Román Solana, todo un bravucón de barrio).
Hace tres años, en las difíciles elecciones de 2021, el poderoso bastión electoral del panismo en Vera-Boca fue atacado con todo el poder legal del Estado -y mucho del extralegal-. Los azules vieron perder el distrito local Veracruz I, que ganó Fernando Arteaga Aponte y tuvieron que entregar la plaza de una diputación federal, la del Distrito IV, que les conquistó Rosa Hernández Espejo, una cumplida comunicadora que hizo valer su buena fama pública. Con un gran trabajo de la estructura yunista azul, la también comunicadora Marijose Gamboa Torales consiguió conservar el distrito XII federal, el de la honrilla en esa elección en que los cuitlahuistas arrasaron, “haiga sido como haiga sido”.
Marijose irá posiblemente por la senaduría femenina del Frente Amplio por México en Veracruz y así quedará libre su diputación actual para que la defienda una panista genuina.
Sus correligionarios y sus representados ven muy bien que Verónica Pulido Herrera sea la elegida para dar esa batalla. Tiene los merecimientos, simpatía, trabajo a ras de tierra y una lealtad sin fisuras hacia su partido y su grupo.
Ella no ha dicho esta boca es mía, discreta y respetuosa como es y ha sido, pero las bases azules ya están mencionando su nombre…
Y el clamor crece.
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