El primer debate, designado como formato A, bajo el título “La sociedad que queremos” que habrán de abordar los temas: “Educación y salud”; “Transparencia y combate a la corrupción”; y “No discriminación, grupos vulnerables y violencia en contra de las mujeres” en donde se realizará con las preguntas que habrán de enviar los ciudadanos a través de redes sociales y que serán seleccionadas de acuerdo a un procedimiento previamente establecido, pero en el que se buscará que los moderadores no sean los protagonistas del debate, el lugar en donde se realizará será la Sede Central del INE el próximo 7 de abril de 2024.
Un segundo debate, designado como formato B, bajo el título “La ruta hacia el desarrollo de México” donde abordarán los siguientes temas: “Crecimiento económico, empleo e inflación”; “Infraestructura y desarrollo”; “Pobreza y desigualdad” y finalmente “Cambio climático y desarrollo sustentable” en donde las preguntas serán realizadas directamente por la ciudadanía, el cual se desarrollará en las instalaciones de los Estudios Churubusco a celebrarse el 28 de abril de 2024.
Finalmente, un tercer debate que se realizará en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco el próximo 19 de mayo de 2024, al que se le asignó el término de formato C, bajo el título “Democracia y gobierno: diálogos constructivos”, que no contempla la participación ciudadana, y que presentará la posibilidad de que los candidatos se confronten mediante cuestionamientos cara a cara sobre los siguientes temas: “Política social”; “Inseguridad y crimen organizado”; “Migración y política exterior” y “Democracia, pluralismo y división de poderes.”
Quizá este sea el formato más novedoso, pues obligados por norma, las y los candidatos deberán presentarse a los tres debates, y en este último habrán de llevar su batería de cuestionamientos respecto a qué haría cada uno de sus contrincantes con estos determinados temas.
Es decir, en todo momento las y los moderadores de los tres espacios habrán de omitir opiniones y comentarios, y a menos que el debate se los permita, si y sólo si, habrían de poder cuestionar a los actores participantes.
Dicha medida evidencia un alto despreció por el quehacer periodístico de las y los moderadores del debate, para quienes su participación quedaría constreñida a ser simplemente referí o árbitro de cada uno de los debates.
Aun cuando el formato propuesto pudiera representar una nueva forma de presentarnos las propuestas de las y los candidatos, la realidad es que las reglas diseñadas y aprobadas para estos tres debates representan un retroceso en el esfuerzo por democratizar y ciudadanizar la participación de todos los sectores de la sociedad.
Finalmente usted saque su mejor conclusión.
Al tiempo.
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