–Soy directa.
–¿Transparente?
–Transparente
–¿Católica?
–No, no soy católica, no soy religiosa.
Esta semana, sin embargo, Sheinbaum buscó entrevistarse con el Papa Francisco, en el Vaticano, encuentro que se realizó este jueves 15 y que le consiguieron los hermanos Héctor y Mauricio Sulaimán, sus “amigos queridos”, y Adrián Pallarols, “amigo reciente”, a quienes agradeció en redes sociales “la enorme oportunidad que me regalaron el día de hoy de conocer a uno de los líderes y pensadores globales más grandes de los últimos tiempos”.
“Quienes me han escuchado, saben que en muchos de mis discursos repito una frase del Papa Francisco que dice: ‘la única manera lícita de mirar de arriba a abajo a alguna persona es cuando le das la mano para levantarse’. Es una de las líneas más profundas y hermosas sobre la fraternidad y la igualdad que he escuchado.
“Hoy tuve el gran privilegio de ser recibida por el Papa Francisco en su despacho privado en Santa Marta. Fue una hora excepcional que nunca olvidaré, con una forma sencilla y cálida que muestra su grandeza. Le llevé de regalo unas hermosas piezas del pueblo wixárika. Además de ser el máximo representante de la Iglesia católica, la religión de la gran mayoría de mi pueblo, tengo una profunda admiración por su pensamiento humanista. Me regaló grandes consejos de vida”, publicó ayer Sheinbaum en su cuenta de X, antes Twitter.
¿Por qué la candidata oficialista, que supuestamente aventaja hasta con más de 30 puntos en la mayoría de las encuestas a Xóchitl Gálvez, del frente opositor, buscó reunirse y tomarse la fotografía con el máximo representante mundial de la religión que ella no profesa? ¿Por qué exponerse al escarnio y la descalificación de los internautas que además le han criticado que ahora llegue al extremo de usar imágenes religiosas en su ropa, como la de la Virgen de Guadalupe, la más venerada por los católicos de México, la cual es llamada popularmente como las siglas del partido de la Cuarta Transformación: la “Morena” del cerro del Tepeyac?
La respuesta es más que obvia. De acuerdo con el último censo del INEGI, aunque en la década de 2010-2020 el número de creyentes descendió del 82.7 al 77.7 por ciento del total de los mexicanos, la religión católica sigue siendo la mayoritaria al profesarla 97 millones 864 mil 218 personas.
Sheinbaum no quiso dejarle todos los reflectores a su adversaria, quien días antes había sido recibida también por el Papa Francisco. Sin embargo, de acuerdo con un análisis semiótico realizado por la revista Macroeconomía con base en las fotografías publicadas por ambas candidatas sobre sus visitas al Sumo Pontífice, se observa que con Xóchitl Gálvez, quien proviene de una familia que siempre ha profesado la fe católica, “el Papa se ve tranquilo y perfectamente ataviado; en una sala de recepción formal y atrás, con el cuadro de la Virgen desatando nudos, resolviendo problemas”. Además, se indica que la abanderada de la oposición “aparece perfectamente vestida y con ropa gris y oscura apropiada para su visita”.
En cambio, en la fotografía que difundió Sheinbaum, además de su gesto adusto, “el Papa Francisco se ve despeinado, sin su solideo, en un cuarto de trabajo y su encuentro se nota apresurado y tenso; algo señala el Papa con la mano izquierda; Claudia Sheinbaum acude a la cita con pantalones, saco y zapatos claros”.
Desafortunadamente para Sheinbaum, la relación con la jerarquía de la Iglesia católica en México del régimen de la Cuarta Transformación al que ella pretende echarle el “segundo piso” en el próximo sexenio, no ha sido muy cercana ni cordial. Y eso lo sabe el Obispo de Roma.
A mediados de noviembre del año pasado, por ejemplo, luego de que el Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) recibiera por separado a las aspirantes presidenciales del Frente Amplio por México y de Morena –en cuyo encuentro abordaron temas como la paz, la justicia social y la libertad de pensamiento en el país–, dos días después el presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó presentarse también en la reunión de los jerarcas eclesiásticos.
Esa era la primera vez, durante el presente sexenio, que el mandatario se reunía con los 133 Obispos que integran la CEM, ya que, en 2019, sólo había recibido a ocho de ellos en Palacio Nacional, según consignó el diario Reforma.
Al inicio de su administración, López Obrador mantuvo una comunicación relativamente fluida con la jerarquía católica. Algunos de sus representantes fueron vistos en Palacio Nacional. Sin embargo, la relación no sólo se enfrió, sino que derivó en algunas tensiones, sobre todo después del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara, en junio de 2022, apuntó el diario capitalino.
Y es que la Iglesia Católica ha criticado abiertamente la estrategia de seguridad de la administración obradorista, a lo que el Presidente les respondió con descalificaciones, acusándolos de olvidar las masacres y el “mátalos en caliente” de gobiernos anteriores.
El mandatario incluso ha demandado a los prelados seguir el ejemplo del Papa Francisco, en lugar de defender los intereses de la oligarquía mexicana.
Sin embargo, en un pronunciamiento, la jerarquía católica dejó en claro que ahora había sido López Obrador quien solicitó reunirse con los Obispos y que su exposición sobre los graves problemas que enfrenta el país no se apegó mucho a la cruda realidad: “El Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano lo recibió presentándole los temas que se están tratando en la Asamblea, como el problema de la descomposición del tejido social, el proceso para la construcción de paz y, de manera especial, se habló de la preocupación de la Iglesia sobre el problema humanitario de los migrantes en todo el país”, informó la CEM, pero señalaron que “durante su intervención, el Presidente López Obrador habló de los temas que suele presentar en sus informes durante sus conferencias de prensa diarias sobre cuestiones de inversión extranjera, empleo, las remesas estabilidad económica, el problema de la drogadicción, entre otros, con datos muy optimistas”.
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