Como gobernador, Yunes Linares abrió un frente de este tamaño al confrontarse con el entonces candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador al que le dijo inepto, corrupto, zángano, vividor y viejo loco.
Ya como presidente en funciones, el tabasqueño le encargó a Cuitláhuac que trajera a mecate corto a Miguel Ángel “y si puedes, entámbalo”, pero Cuitláhuac no pudo. Lo que sí hizo fue encarcelar a Rogelio Franco Castán y destituir al fiscal Jorge Winckler, sus hombres de más confianza.
Por un tiempo Miguel Ángel hizo mutis y salió de Veracruz, pero siguió en libertad.
Con el proceso electoral en puerta su nombre volvió a los titulares. Se dijo que se había puesto a las órdenes de Morena para descarrilar a la alianza opositora y con eso evitar la cárcel.
Y se dijo más, pero todo alejado de la verdad.
Hace tres semanas el presidente López Obrador anunció en su mañanera que se investigarían las acusaciones penales contra Miguel Ángel, pero nada se ha movido.
¿Fue un calambrazo para el ex gobernador? Ni siquiera eso.
Hoy se sabe que Yunes Linares buscará ser senador suplente por el PAN y en Morena hay pasmo.
¿A qué santo le rezará Miguel Ángel que a pesar de un par de acusaciones penales ni siquiera ha sido llamado ante un juez?
Quién sabe, pero es un tipo que en sus momentos más álgidos aguantó los embates de tres gobernadores y un presidente de la República poderosísimo. Y al final ninguno pudo con él.
Dos de sus odiados rivales que lo quisieron ver refundido un hoyo están postrados y vencidos. Uno en su lecho de enfermo, el otro en una prisión. Sólo un tercero, Cuitláhuac García, está libre, pero anda con miedo.
Mientras el gobernador va de salida, Yunes Linares va por enésima vez de entrada y va con todo.
Este miércoles y ya con la rienda suelta, Miguel Ángel se lanzó contra la “secta” de la 4T y principalmente contra Cuitláhuac al que le dijo lindeza y media.
Yunes Linares está de regreso, pero no regresa para legislar sino para cobrarse agravios y eso deben tenerlo presente sus enemigos de la 4T.
“Perdieron su oportunidad de fregarme, ahora va la mía” debe pensar este asiduo lector de Maquiavelo y Sun Tzu cuya fascinación no es sólo la lectura, sino la venganza.
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