Ser madre en nuestro país es un verdadero desafió de supervivencia, pareciera mentira que jugar ese rol que nos erige como fuente de vida, de inspiración y de amor incondicional, tenga como característica fundamental el sacrificio personal en grado superlativo, causado por la indiferencia con la que se nos mira en la economía, la desprotección casi absoluta del sistema de salud, y de seguridad social; y la marginación que se sufre aún de quienes debieran ser los más solidarios como el cónyuge, la familia, y los propios amigos.
Así es, ser madre es una decisión que debe pensarse muy bien, pensarse para empezar, porque ya sea en pareja formal o informal o desde la soltería, las mujeres deben salir adelante en salud, enfermedad, éxito o tragedia con ese compromiso de vida de dar sustento, formación, educación, valores y principios, a un nuevo integrante de la sociedad en cuyas manos descansarán en algún momento los destinos de otras personas y del país.
Sobre el acompañamiento en la maternidad, y de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México hay 37.5 millones de Madres, de las cuales 17 millones están casadas, 7.5 millones viven en unión libre y 12.3 millones son viudas, solteras, divorciadas, o sin pareja.
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Con cifras del mismo instituto y por cuanto hace al rango etario, llama la atención que la mayoría de las mamás solteras son jóvenes de entre 30 y 34 años, y en escolaridad que 4 de cada 10 tienen estudios de bachillerato o licenciatura.
En la circunstancia laboral, el 78 por ciento de las mujeres son trabajadoras subordinadas, es decir empleadas; sin embargo, el 30 por ciento de estas madres trabajadoras no cuentan con prestaciones de ley como seguridad social, acceso a la vivienda o vacaciones.
Es decir que, a pesar de contar con un empleo, en caso de enfermedad tendrán de recurrir a gastos extraordinarios para la atención y cuidado de su salud y la de sus hijos, desde consultas médicas, estudios, medicinas o curaciones, ello sin considerar el tiempo que deberán invertir en atenderse y las faltas laborales que a su vez afectarán la fuente laboral de donde obtienen sus recursos.
Por ello, y derivado de la necesidad de disponer de tiempo para el cuidado del hogar, la escuela y sus hijos es que, con datos del Inegi, el 58 por ciento de las madres trabajadoras se auto emplean ganando un promedio de diez mil trescientos setenta y dos pesos, un poco más del salario mínimo.
Sin embargo, como patronas o emprendedoras, deberán poner a pruebas sus dotes de contadoras, administradoras, abogadas, publirrelacionistas y mercadólogas, para que el negocio funcione, porque la experiencia ha demostrado en repetidas ocasiones que ser tu propia jefa no significa que vayas a descargarte de responsabilidades o vayas a disponer de tiempo, si no por el contrario, -y si no que me desmientan las patronas- vas a tener que disponer de unas 48 horas al día y el doble de cabeza y habilidades, porque a su vez tendrás a tu cargo a otras mujeres en algunos casos.
Bueno, vale la pena aprovechar la ocasión para recordarnos que precisamente en esta dinámica es cuando nos enfrentaremos a créditos desalmados y cajas impopulares o agiotistas de cuello blanco, en donde ahí sí, como dijera el finado Carlos Bremer ese sí, será un ‘nado entre tiburones’, para que tu patrimonio no termine en las fauces de entes que han diseñado hasta créditos especiales, para lucrar con la necesidad y el deseo de las madres trabajadores en modalidad de auto empleadas de dar a su familia una vida digna.
Así mientras luchamos por sobrevivir, en algunos casos adereza la maternidad la irresponsabilidad paterna, no por nada, en México el mayor número de juicios son de orden familiar, en donde se juzga a personas que necesitan de un tribunal que les recuerde cuáles son sus obligaciones, como dar pensión alimenticia a sus hijos. Buscando la forma de hacerlos cumplir, a pesar de las múltiples estrategias que usarán los contumaces para evadir ese compromiso en busca de la mayor edad de sus acreedores alimentarios.
Enfrentándonos por lo menos en Veracruz a un sistema de justicia indolente e incapaz, en donde si bien se ponen de manteles naranjas para el tianguis cada día 25, por otro lado, dejan en libertad a golpeadores y violentadores familiares.
Otro día hablamos de la amplia agenda legislativa pendiente a favor de las mujeres, por ahora, un súper abrazo a todas y ¡muy feliz día de las madres!
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