Desde que Rocío Nahle renunció al protocolo de tomarse una fotografía, previa al arranque del segundo Debate -en el primero le negó a Pepe Yunes el saludo y lo dejó con la mano extendida- mostró su disgusto, el malestar que hacía patente a cada paso desde que llegó al WTC de Boca del Río donde sucedió el debate.
Luego el choque.
Generalizando familias y acusando sin pruebas, sólo sus dichos, la zacatecana jamás pudo dejar en claro que “una corrupta no puede representar a los veracruzanos”; le fue imposible justificar por qué defiende a Cuitláhuac en la lucha de los feminicidios cuando es bien sabido que a nivel nacional Veracruz ocupa el segundo lugar en crímenes de odio.
No tuvo más defensa que el insulto y acusarlo de “racista ¿?” cuando el de la alianza ciudadana le dijo que “la candidata de Zacatecas es el símbolo de la incompetencia y la corrupción”.
Evasiva y burlona cuando el opositor, quien según Nahle va “20 o 39 puntos abajo (hubiera sido igual si presumiera 40 o 50 puntos abajo), le espeto (a quien calificó de “tipo”, “¡a ese cínico que está a mi lado!” que la “candidata de Zacatecas debería en este momento estar rindiendo cuentas ante la justicia y declaraciones por su riqueza mal habida”.
Contra la pared la colocó y no tuvo más que presumir al mencionar su “fracaso por su gestión y sus resultados en Dos Bocas”.
Fue un debate largo con un remate de Pepe Yunes:
“Aquí el único Clan Criminal es el que encabeza Nahle”.
¡Este arroz ya se coció!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
@LíneaCalienteEd |
