Que Pepe no tenga propiedades que no pueda justificar con sus ingresos o millonarias sumas de dinero en paraísos fiscales los frustra, de ahí que recurran a los Yunes Linares-Márquez como ejemplos de corrupción en los gobiernos del PRIAN. Pero ese cuento ya es viejo.
Cazarín presentó ambas residencias como el hallazgo de la temporada cuando al menos una, la de Yunes padre, es conocida desde antes que el propio legislador se dedicara a la venta de autos usados en Hueyapan.
Ese caserón ya existía cuando Fidel Herrera (el peor enemigo de Miguel Ángel) fue gobernador y jamás se la champó. Javier Duarte que la conoció por dentro tampoco le hizo nada.
Quizá alguien diga que si no lo encerraron es porque ambos son igual de ladrones que el panista y sin duda tienen razón. Pero el chiste es que Miguel Ángel ahí anda; libre como el más honesto de los mortales.
No es mi intención defender al choleño lector, pero si en efecto esa mansión se construyó con dinero que su dueño no puede justificar con sus ingresos, Cuitláhuac García ha tenido más de cinco años de su sexenio para llamarlo a cuentas y llevarlo ante un juez, incluso de manera arbitraria como acostumbra. ¿Por qué no lo ha hecho?
Si Juan Javier piensa que después de ver su video los veracruzanos armarán tumultos en las urnas para votar por Rocío Nahle, qué perdido anda.
Que Yunes Linares sea un corrupto con mansiones hasta en el extranjero, es irrelevante en estos momentos porque el tipo no está compitiendo por la gubernatura.
Quién sí lo está haciendo es la zacatecana Rocío Nahle, que, al no poder comprobar la procedencia de sus millonarias propiedades, se ha convertido en símbolo nacional de la corrupción que permea en Morena y eso le está costando la gubernatura en su tierra de adopción. Gubernatura que hace apenas unas semanas tenía prácticamente en la bolsa.
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