Esa chamba ahora la realiza personal de Protección Civil que para acabarla de amolar y también al conque de la austeridad, ha sido reducido a su mínima expresión.
¿Resultado? Los incendios forestales que se pueden controlar y extinguir sin grandes problemas si se combaten a tiempo, han crecido de manera exponencial poniendo en riesgo la vida y pertenencias de cientos de personas.
Desde que comenzó la temporada de incendios y hasta el 31 de abril, se tenían contabilizados 82 en territorio veracruzano; pero este lunes, solo este lunes, se registraron 17 a los que el gobierno estatal ya no les hace caso.
Uno de ellos que se localiza en la zona de Barranca Grande perteneciente a Ixhuacán de los Reyes, cumplió ayer martes más de una semana activo y no había para cuándo ocuparse de él. El fuego mató animales de corral y quemó a varios campesinos que trataron de sofocarlo.
Ante tanta negligencia, los afectados bloquearon las carreteras que llevan a Coatepec, pero fueron más allá; cerraron las válvulas de la presa Los Colibríes que abastece de agua a Xalapa.
Es decir, un problema llevó a otro.
Los xalapeños que llevan meses soportando los tandeos ya no ven la suya. Si antes tenían agua un día y otro no, ahora carecen del vital líquido tres días seguidos… y el cuarto y quito día también.
Quienes viven en la periferia o en colonias populares (donde la 4T les prometió casi el paraíso), deveras la sufren porque tienen semanas sin recibir ni una gota de agua. Y con estos chincheros calorones Xalapa se ha convertido en La Atenas, pero del infierno.
¿Qué hacer con los incendios, con la falta de agua y con la indolencia de las autoridades?
“Pues bloquear calles, no hay más”.
Pero en el caso de Xalapa, los bloqueos irritan al alcalde Ricardo Ahued.
Este lunes indicó que aunque respeta la libre manifestación y se solidariza con quienes son afectados por los incendios y la falta de agua, los bloqueos “ya son sabotajes a miles de xalapeños y un delito grave. No podemos ser rehenes de sabotajes por la necesidad del agua”.
El munícipe tiene razón, pero es importante apuntar que una de sus obligaciones es dotar de agua a sus gobernados. Nomás que eso se ve muy hacia arriba.
¿Por qué?
Porque según el propio alcalde, se necesitan 2 mil millones de pesos para resolver el problema tanto en Xalapa como en su zona conurbana y ese dinero debe salir de los tres niveles de gobierno.
El asunto es que ahorita eso es imposible.
Quienes están a punto de la deshidratación por la falta de agua y de la sofocación por inhalar humo de los incendios, deben entender que tanto el gobierno estatal como el federal acaban de pasar por un costosísimo proceso electoral que los dejó literalmente secos.
Si no hay dinero para pagar el sacrificio que hicieron los Servidores de la Nación por Rocío Nahle (que vaya que se la rifaron en serio por la zacatecana), menos hay para andar consiguiendo agua y apagando siniestros forestales.
El problema de la falta de agua se resolverá cuando se tenga que resolver. Y en cuanto a los incendios, las lluvias que se esperan para las próximas semanas harán su parte y tutti contenti.
Con la pena, pero ni el gobierno estatal ni el federal pueden hacer más porque ya se van.
Así que por favor señoras y señores protestantes, se les invita a que levanten sus bloqueos, abran las válvulas de Los Colibríes, regresen a sus casas y dejen de estar jodiendo.
P.D.
Cuando estaba por terminar esta columneja el gobierno del estado se comprometió con los habitantes de Ixhuacán de los Reyes a enviar un helicóptero de la SEDENA a combatir el incendio que amenaza sus bosques y comunidades. En reciprocidad, los comuneros reabrieron las válvulas de la presa Los Colibríes.
Si no le cambié ni una coma a mi bodrio, es porque (por desgracia) el desabasto de agua y los incendios forestales seguirán en Veracruz ante la desidia, apatía y negligencia de las autoridades. Al menos lo que resta de este sexenio.
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