“Nos ha tocado vivir esta parte de la historia, chingonería”
A don Gustavo del Santísimo Sacramento Díaz Ordaz Bolaños Cacho, de San Andrés Chalchicomula, hoy ciudad Serdán, Puebla, quien haciendo a un lado su impregnado catolicismo, apretando las mandíbulas quizás, ordenó los disparos en la matanza de Tlatelolco, movimiento estudiantil de 1968, crueldad contra los manifestantes a lo que en una entrevista a la prensa extranjera, diría que los estudiantes dispararon desde el edifico Chihuahua, contra los soldados y sus propios compañeros, movimiento estudiantil de 1968; tuve la oportunidad de conocerlo como presidente de México, fue en el acto inaugural del edificio de la Facultad de Periodismo, de la Universidad Veracruzana, año de 1967, ahí en la esquina de Arista y Zaragoza en el puerto de Veracruz…mi llegada a este glorioso plantel.
Gustavo Díaz Ordaz, cara de fastidio y excelente discurso, de poco hablar con los periodistas “mi mejor día es cuando no aparecen los periódicos”, decía, murió de cáncer colorrectal, es decir, el que se origina en el colon o en el recto, respetuoso con las damas demostrando su caballerosidad cuando Irma Serrano, de acuerdo a lo escrito en su famoso libro, le propinó tremenda bofetada precisamente en la residencia oficial de Los Pinos, a lo que el estado mayor presidencial, iba a actuar con las armas y don Gustavo, ordenó inmediatamente… “no, quietos, es una dama”.
Y estamos interesados ahora que está el proceso de las elecciones del 2 de junio, apenas hace cuatro días, y las impugnaciones se darán como parte de este proceso democrático, si el mismo López Obrador cuando su elección de 2006 pidió “voto por voto, casilla por casilla”, y lo acaba de refrendar en una de sus mañaneras para que el proceso de elección quede limpio, es decir, confiando en que sus órdenes se cumplieron con el mínimo de errores, en una operación cibernética, la moda, que está por sacarse a flote… bien, parte de la normalidad electoral, dijo Pepe Yunes.
De acuerdo a la reforma político – electoral, en la Constitución Política de México, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014, se establece que la sucesión presidencial cambiaba de fecha, a realizarse el 01 de octubre y no el 01 de diciembre como era la costumbre… por lo que López Obrador entregará el cargo a la próxima presidenta de México, el 01 de octubre de 2024…
Gustavo Díaz Ordaz estuvo en el sexenio de 1964 a 1970.
Asegura López Obrador que se despedirá del sexenio, suyo y morenista, realizando una gira por toda la nación, cuando los mandatarios en la época siempre priista y en dos ocasiones panista, se dedicaban más a las tareas propias de su responsabilidad, encerrados bien en Los Pinos o en Palacio Nacional, ordenando y disponiendo de futuros gabinetes a sabiendas, que quien llegaría precisamente el que él mismo había designado, los conocidos “tapados”, destapados por Fidel Velázquez y ahora las corcholatas de AMLO.
Gustavo Díaz Ordaz, tuvo su sello y estilo propio, represivo, rencoroso con la vida a pesar de contar con un proceso político completo, diputado, senador, cargos estatales en Puebla, Oficial Mayor en Gobernación y después titular, inauguró la primera línea del Metro, concedió el voto a partir de los 18 años, suprimió toda manifestación de protesta y oposición a su régimen… decían que fue amoroso y tierno, en ese México bronco que se reflejaba con el malestar de los estudiantes por la organización de los Juegos Olímpicos del 68, lo hizo en las calles y avenidas, en el zócalo y en las universidades del país, creciendo desde su inicio en San Idelfonso hasta llegar a Ciudad Universitaria y en ls misma rectoría de la UNAM… culminando dos semanas antes de la inauguración de la Olimpiada, con la matanza en Tlatelolco, ordenada dicen algunos medios de comunicación de ese año, por el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, sabiendo que este titular no actúa si no con la orden directa del ejecutivo federal…
Fue por eso que, Díaz Ordaz, bombardeado con preguntas de la prensa, recién designado embajador de México, en España, en 1977, nueve años después de la masacre de Tlatelolco, expresara que “salve a México y ese es mi orgullo” y molesto cuando le cuestionaron que fue un hecho que ensombreció la historia de México, encabronado, no lo evitaba, dijo:
“Disiento totalmente. Hay un hecho que ensombreció la historia de unos cuantos hogares mexicanos. Yo le puedo decir que estoy muy contento de haber podido servir a mi país en tantos cargos como lo he hecho. Estoy muy orgulloso de haber podido ser Presidente de la República y haber podido así servir a México”.
Quién lo iba a decir, cuatro años después de saludarlo de mano en la Facultad de Periodismo, mi ingreso apenas, Gustavo Díaz Ordaz, el galán de La Tigresa y carácter agrio y fuerte, lo estaba mirando pálido y tosco, apretando los puños, recibiendo la rechifla gigantesca de más de cien mil aficionados al fútbol, asistiendo como presidente de México, a la inauguración del Campeonato Mundial en el Estadio Azteca, acompañado de Guillermo Cañedo, organizador del evento y de Stanley Rous, el inglés que iniciando como árbitro llegó a ser Presidente de la FIFA.
Como Presidente de México, presidió dos eventos deportivos mundiales, Gustavo Díaz Ordaz… las Olimpiadas en 1968 y el Mundial de Fútbol, en 1970. Murió a los 68 años de edad, coincidiendo el año de la masacre, el 68.
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