Uno de los lemas de campaña de los partidos políticos que “representan” a la oposición era ese: «¡despierta, México!, ¡despierta, Veracruz!», pero los que parecen seguir dormidos son los dirigentes y candidatos del PRI y el PAN, ni hablar del extinto PRD.
Es importante aclarar que en este espacio siempre se abogará por la división del poder, es decir, ningún camino que lleve al absolutismo es benéfico para una sociedad, pues en un lugar donde todos pensamos lo mismo, en realidad no estamos pensando, por ello, es necesaria la oposición al poder.
Sin embargo, en el último sexenio los partidos que tienen esa responsabilidad fallaron estrepitosamente, no lograron siquiera una elección decorosa, el triunfo del partido en el poder fue apabullante, humillante y revelador. Estos partidos no representan algo, no valen algo, no sirven de algo…
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El hecho de que MORENA haya arrasado en las elecciones nos arroja, por lo menos, dos diagnósticos primordiales. En primer lugar, el proyecto que inició López Obrador dio resultados, la gente los palpó, los acreditó y por ello le quisieron dar continuidad. Por otro lado, está el tema que pretendo desmenuzar en las próximas líneas, que es el hecho de que los partidos PRI y PAN jugaron a no perder el segundo lugar, no más…
Es verdad que existe indignación y frustración en una parte de la población por los resultados, pero justo por eso es importante despertar y entender que la culpa no es totalmente de los programas sociales, ni del discurso popular de Obrador, ni de MORENA, ni de nada que sea del desagrado de quienes votaron en contra de ello, sino de estos partidos ‘chafas’ llenos de políticos alienados que no representan a alguien más que a ellos mismos.
Escuchar a Alito Moreno, a Xóchitl Gálvez o a Marko Cortés es escuchar a cualquier político advirtiendo que MORENA es malo, pero ni ellos saben porqué. Nos dijeron que los programas sociales iban a seguir con ellos, que los apoyos al campo iban a seguir, que las becas iban a seguir, ¿entonces qué los distingue de Obrador, para qué votar por ellos si son lo mismo?
Ninguna propuesta fue disruptiva, ninguna fue contraria o al menos polémica; no, todo el discurso fue: «vamos a hacer lo mismo, pero mejor», ¿quién en su sano juicio puede pensar entonces en un cambio? ¿Quién podría verlos como una alternativa si lo que prometieron fue hacer las cosas igual?
Ah, claro, su mayor “fortaleza” fue que según iban a defender al Poder Judicial y al INE y a toda institución autónoma porque ‘pobrecitas’ están en peligro con MORENA al frente. ¿Eso qué le importa al campesino, al godín, al taxista, al proletariado, pues? Les faltó apuntar a la clase votante, no nada más a la clase de élite.
Porque eso fue lo que hicieron, apuntar a la clase alta en México, a los que estaban más preocupados por quién ganaba que por qué comer mañana. Y ni hablar después del berrinche clasista que hicieron varios de repudiar la voluntad popular, ¿quién esperaban que votara entonces, nada más los ricos?
La clase media no está convencida de buscar un proyecto alternativo al de MORENA y eso se notó el pasado 2 de junio. La clase trabajadora no repudia a MORENA, lo recibe y lo soporta porque, a final de cuentas, tiene que seguir trabajando para vivir y mientras eso no cambie, el discurso de Obrador seguirá vigente.
Hacen falta líderes en la oposición, no necesariamente para dividir, sino para debatir y representar valores distintos a los que se promueven desde el poder, con el fin de lograr coincidencias entre las disidencias…
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