Y bueno, don Tomás Méndez, ese sí nuestro, mexicano y ranchero, pudo cantar: Esta noche mi tejado tendrá un olorcito a jarro. ¡Ay!, la lluvia me irá a arrullar. Las primeras gotas fueron las de un fuerte chaparrón, las que al caer en mi sombrero alegran mi corazón, ¡ay ayayay, mi corazón!
Lo cierto es que ni las mejores letras podrán aplacar la furia de las nubes, aunque el goce nadie nos lo quita.
Y como en temporada de lluvias estamos, en estas tierras feraces y feroces todos debemos extremar las precauciones, cuidar nuestros cuerpos y nuestras posesiones -tan anheladas por los ladrones- porque el Tláloc que todo Veracruz trae adentro se nos despierta de repente, lo que le sigue de enojado, y ya no sabemos cómo escamparnos de esa agua por la que tanto pedíamos.
Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no le alumbre.
En Xalapa, los aguaceros han estado gruesos en verdad, y no es metáfora. Muchos pisos se anegaron y muchos techos salieron volando o se llenaron de agujeros inmisericordes.
La población estuvo indemne durante la tormenta y seguirá estando en peligro ante las otras que vienen, pero cuenta con el auxilio y la capacitación para el riesgo del área de protección civil del ayuntamiento que (aún) preside Ricardo Ahued Bardahuil, gran alcalde.
Al frente de la PC municipal está Luis Sardiña Salgado, un funcionario que está pendiente día y noche de los riesgos que puedan volverse realidad. El equipo de la comuna capitalina funciona como un reloj y llega con la mayor premura posible a donde hay daños y peligros.
Con Sardiña a cargo, Ahued y los xalapeños y todos los que viven en la Atenas pueden dormir confiados de que serán avisados a tiempo, serán auxiliados, serán salvados.
He ahí la importancia de tener un funcionario responsable al frente de un área delicada… la importancia de que sea Luis Sardiña Salgado el que está en Xalapa. Ya lo verán.
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