Se sabe que el cardiólogo Herrera Alarcón nació en Misantla, aunque su familia inmediata emigró a Atzalan, en donde aún viven cuando menos su padre y un hermano. Pero alguien de esa cuna ilustre nunca olvida su tierra y dicen que Valentín hace gala de su ascendencia.
Comentan también que aún adolescente emigró a la Ciudad de México y allí se hizo hombre y médico. Completó la licenciatura en la Unidad Azcapotzalco de la UNAM el año de 1986 y se especializó en cirugía general con énfasis en la cardiaca.
La hoja de servicios lo hace un reconocido especialista que ha desempeñado importantes puestos en el sector salud, sobre todo en el área de su especialidad y como director de cuando menos sendos hospitales regionales del ISSSTE y el IMSS.
(Dice una leyenda urbana no confirmada que el doctor Valentín Herrera ha intervenido quirúrgicamente cuando menos una vez al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque el hermetismo sobre el estado y las condiciones de salud del mandatario no permiten asegurar el dato).
Ciertos misantecos que dicen recordarlo calculan que don Valentín tiene unos 60 años de edad, y que es dueño de un carácter serio y circunspecto, como corresponde a su investidura de especialista de un área de la medicina tan delicada y peligrosa.
Por su origen y por su currículum, la noticia de la invitación de la candidata electa cayó bien en general, sobre todo alivió a quienes veían con mucha preocupación la posibilidad de que volviera (regresar, ¡nunca!) el doctor Roberto Ramos Alor, de tan ingrata y carnicera memoria, o que fuese nominada la doctora Carmen Medel Palma, que no tiene la experiencia para el intento de sacar del hoyo al malogrado sector salud de Veracruz.
Digamos albricias por el paisano nizinteco Valentín Herrera Alor, y que sea para bien su nombramiento, si se da.
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