La oposición hizo lo que pudo para echar atrás la decisión del pueblo, ahora son los empresarios a quienes no les conviene dejar de ser representados en el Congreso. De hecho, nunca debieron tener una representación superior o ponderada a la que le corresponde, por derecho, al pueblo, pero los usos y costumbres de la política mexicana les dio espacios de más.
Si en México un grupo estuvo sobrerrepresentado fue el de los empresarios. En más de una ocasión los intereses de los empresarios castigaron las necesidades elementales de la población. Un ejemplo claro de esa imposición fue el Pacto por México, en el que Enrique Peña Nieto unió a la derecha para votar en favor de las reformas estructurales que tanto daño hicieron a México, porque se subastaban los energéticos y al estar en manos privadas se imponían tarifas domésticas inhumanas a los usuarios.
Es por ello que el Presidente convocó a Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, a la familia Bailleres y a María Asunción Aráburu zavala a expresar su opinión sobre lo que ellos y la oposición llaman sobrerrepresentación. Con esta declaración del CCE se pone de manifiesto que la oposición actual en México siempre representó los intereses de una minoría poderosa. La única que dio la cara, la que tuvo los pantalones bien puestos fue la única mujer mencionada por el Ejecutivo Federal, quien dijo que ella no tenía por qué comentar sobre las curules en el Congreso.
Así el Presidente les habló claro esperando que ellos hagan lo mismo con estas palabras: “Les diría a los miembros más distinguidos, los más afortunados de estas organizaciones, que se expresen si quieren que se viole la Constitución, que no se oculten detrás de membretes porque tienen nombre y apellido, que nos digan que no quieren vivir en un Estado de derecho, verdaderamente, que quieren seguir viviendo en un Estado de cohecho, de chueco, que quieren seguir impulsando la corrupción, porque ellos son parte de la corrupción”.
La distribución de curules en la Cámara de Diputados y senadores no es producto de una interpretación sino de la aplicación de la ley, al designar el número de legisladores que a cada partido le corresponden, pero como perdieron a sus partidos y ahora pierden voz y voto en las cámaras, se sienten desamparados al no estar sus intereses representados en las voces de tantas senadoras panistas y diputados priistas que les dieron siempre un espacio en los debates.
Las elecciones ya pasaron. Los empresarios deben ponerse a trabajar, a impulsar el empleo y no a sabotear la voluntad popular. Son ellos quienes polarizan, los que marcan las diferencias entre los segmentos de la población, los que delinean las clases sociales y las enfrentan. Nadie más, y, de esto habla la historia de la humanidad.
Los empresarios tienen que cuidar su dinero, reducir riesgos y costos para obtener mayores ganancias, pero, al mismo tiempo abrir fuentes de empleo, es decir, tienen una responsabilidad social no sólo proteger sus intereses que ahora ven en riesgo porque tienen miedo, y no porque haya amenazas sino porque nunca habían estado tan desprotegidos en las cámaras y con los partidos que los favorecían prácticamente deshechos.
En las democracias verdaderas la dignidad y los votos no se cotizan en la Bolsa de Valores sino en los niveles de dignidad y conciencia de la sociedad.
La decisión para otorgar los espacios en las cámaras no la otorgó el INE ni el Tribunal, ni Morena la decisión es del pueblo de México.
PEGA Y CORRE.- Por primera vez en la historia de la Suprema Corte de Justicia regresa dinero a las arcas del gobierno. Por disposición de la ministra Lenia Batres, se devolvió a la Tesorería de la Federación 416 mil 754 pesos por concepto de la prestación “pago de riesgos", un rubro quincenal tan inútil como inexplicable que formaba parte de los privilegios de unos cuantos…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes. |