El alcalde Eusebio González Hernández –militante de MORENA- encabezó la toma de la presa que también dota de agua a Cosoleacaque y Minatitlán.
El sábado 21 de septiembre, el director de gobernación en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, Andrés Rosaldo García, acudió a dialogar con habitantes y autoridades de Tatahuicapan en el marco de una asamblea comunitaria donde se demandó apoyo económico para dos obras: un tanque elevado y el mejoramiento de la red de agua en la cabecera municipal.
El funcionario ya no pudo salir del municipio con población mayoritariamente náhuatl, pues –literalmente- fue privado de su libertad por los asambleístas.
El edil Eusebio González Hernández puso número a la exigencia para las obras: nueve millones de pesos.
El domingo y lunes las acciones de los demandantes subieron de tono al bloquear los accesos que conducen a la sierra, desde los municipios de Oteapan y Cosoleacaque.
La toma de vías de comunicación afectó al municipio popoluca de Soteapan y a los municipios nahuas de Pajapan y Mecayapan.
En respuesta, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez advirtió el lunes sobre el potencial desafuero del alcalde de Tatahuicapan por la violación de una serie de leyes y los daños económicos a cientos de miles de ciudadanos sureños.
No existe comunicado oficial, desde el gobierno estatal, en torno a la apertura de un proceso legal contra Eusebio González Hernández y ayer se firmó una minuta con funcionarios estatales, donde se establece no actuar legalmente contra los involucrados en los hechos suscitados entre el sábado 21 y el martes 24 de septiembre en Tatahuicapan y municipios vecinos.
Ya veremos, sin embargo, si esa minuta es suficiente respaldo para un presidente municipal morenista confrontado en términos políticos con un gobierno estatal en manos de MORENA y generador de daños económicos severos en casi una decena de municipios donde la mayor parte de sus autoridades emergieron desde el partido guinda.
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Y es que, si bien se trata de un reclamo de dinero en efectivo destinado –según palabras del alcalde de Tatahuicapan- a dos obras necesarias e importantes en su municipio, hoy en día ya no existe el argumento de pobladores afectados por autoridades surgidas de un partido político contrario y, por tanto, empeñado en cobrarles la factura de alguna derrota electoral.
El escenario, la coyuntura, la circunstancia, el momento histórico del país, del estado y de la región sur de Veracruz, ha cambiado de tal modo que casi el cien por ciento de nuestras autoridades en todos los niveles, son de MORENA.
¿Cómo decir: la culpa es de los de antes?
¿Cómo argumentar: nosotros somos diferentes?
¿Bajo qué composición verbal se puede construir una historia donde mi color partidista representa la democracia y el respeto a la ley, y el de mis rivales marca la violación del Estado de derecho y la injusticia?
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Los tres días de crisis hídrica en Coatzacoalcos, Cosoleacaque y Minatitlán, estuvieron acompañados de una crisis política; hubo condiciones de ingobernabilidad y ausencia de diálogo, o escasez obvia de fuerza institucional para resolver el problema con rapidez y a fondo.
Y bueno, hemos sido testigos, acaso, de una de las últimas crisis del sexenio estatal entre morenos y en el sur veracruzano.
Ante ello, surge una pregunta obligada: ¿Cuál será el sello de operatividad política que impondrá la nueva gobernadora Rocío Nahle García?
Por lo pronto, el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez se comprometió a construir las obras demandadas por el alcalde de Tatahuicapan y seguidores.
A su vez, el Ayuntamiento de Coatzacoalcos que encabeza Amado Cruz Malpica pondrá dos millones de pesos en manos de la empresa Consultoría, Asesoría y Construcción en Proyecto de Obras Pública y Privada; este dinero –aportado bajo presión- es para garantizar el arranque de las obras.
Pero hay más: al municipio de Coatzacoalcos ya se le advirtió que recibirá menos agua desde la presa Yuribia, por no responder a las demandas del alcalde Eusebio González Hernández y conciudadanos, en los términos que éstos exigen.
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A Coatzacoalcos se le reconoce como la capital económica del sur, al contar con la más importante estructura industrial, comercial y de servicios, –privada y pública-, generadora de decenas de miles de empleos.
La de Yuribia es una historia de intereses particulares, de grupo, políticos, sociales, económicos, de carácter étnico; causa de luchas, crisis y conflictos durante casi cuarenta años.
Habremos de ver durante los próximos meses y años cómo se construyen los nuevos escenarios políticos en el sur de Veracruz; entidad que ocupa el sexto lugar en aportación al Producto Interno Bruto del país, sólo superado por la ciudad de México, el estado de México, Nuevo León, Jalisco y Guanajuato. |