Y resulta lógico entender que en la toma de protesta de Nahle como gobernadora habrá un personaje aún más pequeño de lo que actualmente es: Cuitláhuac García.
El todavía mandatario de Veracruz sabe (porque de verdad lo sabe), que su trabajo ha sido mal evaluado, no sólo por millones de ciudadanos, sino por los propios morenistas. La presidenta Sheinbaum lo incluirá en su equipo porque no le queda de otra.
La inseguridad que caracterizó a García crecerá cuando se vea (y se sienta) sin poder, sin esa victoria que le regaló López Obrador en la urnas. Ya no podrá manotear ni ironizar (u ofender), como lo hizo decenas de veces ante la prensa sabiéndose dueño de la investidura.
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