De ese tiempo a la fecha la han repetido desde presidentes y gobernadores hasta políticos y politicastros de todos los partidos y de toda laya. Aunque nadie con la frecuencia del ingeniero mecánico que tiro por viaje decía a los reporteros: “En Veracruz no se permite la impunidad. No descansaremos hasta dar con los responsables (de esta masacre, este asesinato, este feminicidio, etc), caiga quien caiga”.
Debido al uso y abuso la oración terminó convertida en la pura botana, aunque se sigue repitiendo como si fuera una novedad.
Una investigación llevada a cabo en el Congreso local, reveló que la empresa queretana Publicontenidos Kapitel cobró 7 millones de pesos por 50 tablets, lo que el presidente de la Jucopo, Esteban Bautista Hernández consideró “muy exagerado”.
Y vaya que lo es. Que cada computadora cueste 140 mil pesos es una barbaridad.
Molesto, el legislador dio a entender que hubo chanchullo en la compra por lo que procederá contra los responsables “caiga quien caiga”, sin importar que sean sus correligionarios.
Fucha…
A ver lector, con Luis Echeverría no cayó nadie. El tipo se pasó los seis años de su mandato repitiendo cínicamente que las tragedias del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971 se estaban investigando, pero no se investigó nada.
Tuvieron que pasar más de 30 años para que Vicente Fox creara una comisión para investigar los hechos y el que cayó fue el propio Echeverría, que fue condenado a prisión domiciliaria de la que meses después salió exonerado.
Con el ingeniero mecánico cayeron muy pocos si los comparamos con la cantidad de feminicidios, asesinatos y masacres que ocurrieron en Veracruz durante su sexenio. Y entre los que cayeron hubo varios chivos expiatorios.
En síntesis, a pesar del “caiga quien caiga”, las masacres del 2 de octubre y 10 de junio siguen impunes lo mismo que la gran mayoría de los asesinatos ocurridos en la entidad del 1 de diciembre del 2018 al 30 de noviembre de este año.
Como impunes permanecen la tragedia de la guardería ABC y el trenazo de la Línea 12 del Metro, por mencionar sólo dos casos entre cientos. Es decir, nadie cayó a pesar del caiga quien caiga.
Con todo y que es de Morena, Esteban Bautista Hernández es un crítico del gobierno de Cuitláhuac García al que califica como una administración fallida. Sin ataduras con los cuitlahuistas y amigo de años de la gobernadora Rocío Nahle, el legislador tomó la escoba se puso a barrer el Congreso y se encontró con 50 tabletas que presuntamente cuestan 7 millones de pesos.
“Aquí hubo una red de personas que estuvieron operando… fueron muchas las irregularidades que encontramos pero nosotros no vamos a ser cómplices de nadie, venimos a limpiar la casa”, dijo a los reporteros.
Quienes conocen a fondo el entamado del Congreso local aseguran que esos 7 millones de pesos son apenas la punta de un iceberg de corrupción y malos manejos en el que estarían coludidos dueños de empresas fantasma, funcionarios del Congreso así como diputados de la anterior Legislatura… casi en su totalidad de Morena.
“Si Esteban sigue barriendo va a encontrar mucha porquería debajo de la alfombra, porque son millones y millones de pesos los que andan bailando” me dijo un diputado de la oposición.
Y sí, es de esperarse que el legislador barra a fondo, lleve a los atracadores ante un juez y no todo quede en un vacuo y pueril “caiga quien caiga”.
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