“No existen otras tinieblas que las de la ignorancia”
Dejamos como uno más de los agradecimientos, - dentro de los valores, la gratitud - a mi estado de salud de hace un mes precisamente, al personal de Protección Civil de Teocelo que, en la ambulancia acudieron a mi domicilio, por cierto, cercano a su oficina, al llamado de algunos vecinos, entre ellos a la familia Zavaleta, gracias doctor Carlos y su herma la abogada Alejandra, y PC llegó de inmediato.
No deseaba comentar más a profundo, que no sea mi sincero agradecimiento a Protección Civil de Teocelo, pero se presentó un desagradable hecho y estoy obligado a decirlo cuando muchos ciudadanos de esta tierra del Dios Tigre que se enteraron y otros presentes en el momento en que los camilleros me llevaban en la ambulancia y cuando el oficial de seguridad abrió la puerta para que entrara en camilla, se escuchó una voz impositiva, algo así como si se tratara de un capataz o carcelero, ordenando que no dejaran entrar a los camilleros y desde luego a mí que me encontraba “trepado” en la camilla…
Escuchaba todo y noté los rostros afligidos de dos camilleros como preguntándose entre sí… ¿ y ahora qué hacemos ? si ya habían traspasado la puerta de Urgencias del Centro de Salud de Teocelo, y en contraste el rostro sonriente y joven de una enfermera, en contraste a los de los chavos camilleros, quien opinó que me acomodaran en una cama que por cierto, dijo el señor de los gritos, soportándolo todavía, estaba destinada para otra paciente. De ahí me llevaron a una parte del hospital junto a un enfermo ya encamado y fue cuando apareció el médico que había ordenado que no dejaran entrar a los camilleros de PC Teocelo, y pos supuesto a mí que me llevaban de paciente.
“Soy el médico Toño, a sus órdenes” dijo con una suave voz de conquista, palabras dulces de una dama de la caridad o de una damisela en su intento de conquista con un cliente, muy diferente a la expresada como capataz.
Qué es lo que le sucede, qué le pasa, preguntó.
Para esto, los camilleros de PC Teocelo, temerosos, se habían retirado, “graciosa huida” de quienes se les debe de agradecer auxiliando a ciudadanos de este lugar y de las comunidades, una vez que enteraron a las enfermeras el por qué estaba en este nosocomio.
La amabilidad andando… el médico Toño ordenó a una joven enfermera me atendiera checando la presión y los latidos del corazón. La abnegada dama de blanco, sin abandonar su tierna sonrisa, cumpliendo con una rutina para ellos, lo hizo comunicándome que todo estaba bien, informándole al médico Toño, mismo que expresó que estaría en observación durante una hora y así me podía retirar… me quedé en esa cama de hospital, quieto y sereno, junto a un paciente ya de avanzada edad que repetía una y otra vez: “Chino Mora”, Chino Mora”. Ya se había aprendido mi nombre. Mi apodo es Alfonso.
Al paso de los minutos ya deseaba salirme. Un hospital, como paciente desde luego que no es nada agradable y como le dije a la sonriente y joven enfermera que me atendió… “no vine por gusto”… cumpliéndose más o menos la hora, brinqué de la cama cual chamaco castigado y ante la soledad en ese cuarto de hospital, salí sin que nadie se enterara… acompañado solamente de mi esposa. Ningún jefe o responsable de este lugar, todos brillaban por su ausencia.
En las afueras de Urgencias del Hospital de Teocelo, mi familia, nueras, mis hijos, Sagrario y Aldo, amigos, esperaban impacientes después de la hora transcurrida, sin explicaciones amplias, comenté parte de este descuido en dicho lugar, para trasladarme en el auto de la maestra Sagrario a mi domicilio.
Lo sucedido después, ante la escasa atención del médico Toño, hizo recapacitar a mi nuera Magali y a mi hijo Aldo, a mi hija Sagrario, la urgencia de que se me atendiera en una Clínica… pues a los escasos minutos de abandonar el hospital, y platicando con mi familia, sentí ante ellos, tres “mareos” ya en mi casa, llevándome a la Clínica de los Cedros del doctor Laureano y aquí conocimos la verdad de este mal que ya está en tratamiento… con el cardiólogo Antonio Hernández Ramos.
Comentando la manera que se comportó el doctor Toño – aseguró llamarse así -y la negativa de prohibirle la entrada a los camilleros de PC Teocelo, reflejan su descuidada vocación, o los problemas que sostienen con PC Teocelo, no lo sé, aclarando que en anteriores ocasiones me han brindado buena atención lo mismo los médicos como las enfermeras, vamos pues, hasta el oficial de seguridad, no se diga del doctor Ezequiel, todo amabilidad… el comportamiento en este lugar no es generalizado, eso sí, escuchamos entre la gente que esperaba ser atendida: “no están los jefes ni los empleados de confianza, se fueron a Monte Blanco, que a una campaña”.
Chin… época de encuestas de aspirantes, irresponsabilidad cuando deberían de solicitar licencia o permiso, ajetreo político… hasta para eso se debe tener suerte para enfermarse.
No pues sí… por eso quizás el descuido de un Centro de Salud o como se le llama Hospital de la Comunidad, o Amelia Cerecedo… ausencia total de jefes.
Finalmente… nos queda la gratitud para quienes me prestaron auxilio.
¡¡ Gracias Protección Civil de Teocelo !! |