Y mientras colocaba sus brazos en sus espaldas, el diputado federal Zenyazen Escobar los presentaba: José Luis Lima Franco, quien fue el secretario de finanzas en el gobierno de Cuitláhuac García, y Ricardo García Jiménez, quien ocupó la Dirección de Espacios Educativos en esa misma administración.
“… y bueno, aquí están estos dos cómplices que también fueron parte de este gran logro”.
Esto fue parte del video que subió a sus redes sociales el exsecretario de Educación de Veracruz, para hacer un “reconocimiento” a los que hicieron posible la remodelación del estadio de futbol Luis “Pirata” Fuentes (entre los que se incluyó a él mismo) y, a pesar de que la obra sigue sin estar concluida y que los trabajos continúan por decisión de la gobernadora actual Rocío Nahle, a ella no la menciona en su mensaje.
El hecho es apenas anecdótico, pero desnuda un secreto que dejó de serlo hace mucho rato: la relación entre Rocío Nahle y Cuitláhuac García está rota y mientras la actual gobernadora acumula expedientes contra su antecesor y “sus muchachos”, el actual titular de Cenagas utiliza a sus “operadores” para hacerle saber que él no está manco y hará respetar el compromiso de impunidad que le extendió López Obrador.
Rocío Nahle exhibe el cochinero en la Secretaría de Salud y las huestes de Cuitláhuac García -vía Eleazar Guerrero- le pegan al yerno de la gobernadora. Rocío Nahle “filtra” las malas cuentas de Cuitláhuac García en las auditorías de Auditoría Superior de la Federación (ASF) por el ejercicio 2024, y “sus muchachos” salen a presumir una obra faraónica, sin utilidad inmediata, pues la plaza está vetada para la más alta categoría del futbol profesional.
Y todo ese affaire se condimenta con el papel que jugaron los “operadores” del exgobernador en el proceso electoral municipal. Rocío Nahle está convencida de que los mismos que la ayudaron a ganar la gubernatura en el 2024, ahora operaron -desde las sombras- para hacerla tropezar y, al mismo tiempo, señalar al senador Manuel Huerta de ser “el traidor”.
A Rocío Nahle se le multiplican los problemas. La elección de este año demostró lo que ya se había exhibido en el 2024: que no cuenta con una estructura electoral propia, pues el encargado de formarla -Éric Cisneros- sucumbió a la tentación.
Fue tanta su dependencia de “apoyos externos”, que buena parte de su gabinete fue dedicado a pagar compromisos. Hoy se da cuenta de que, si no es ella la que se aplica a resolver los problemas que se presentan a su administración, no hay quién la ayude.
En Educación, un día sí y otro también tiene que ser ella la que negocie con los sindicatos, la que remueva a servidores públicos que se apresuraron a “mostrar el cobre” y la que escuche y atienda las quejas de maestros y padres de familia.
En Seguridad, le encargó el tema a Claudia Sheinbaum, que la remitió con Omar García Harfuch, pero siguen sin encontrar la fórmula para pacificar un territorio que fue vendido por regiones y, por lo tanto, hay al menos cinco organizaciones criminales que se mueven a sus anchas.
Su gobierno no tiene dinero y tampoco se está promoviendo la inversión privada. Las cifras de desempleo siguen por arriba de las expectativas y la infraestructura del estado sigue en ruinas. En Salud se ha topado con la ineficacia del gobierno federal, que no aporta los medicamentos que tanto reclama la población y en el sector agropecuario el gusano barrenador de ganado encontró tierra fértil en el nido de corrupción que se creó en las oficinas estatales.
Rocío Nahle tiene dos tareas urgentes: dejar muy claro que las deficiencias de su administración son consecuencia del abandono que encontró a su llegada, y hacer los ajustes necesarios en su equipo de trabajo para que llegue gente con experiencia y capacidad… aunque no porten la camisa guinda.
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Epílogo.
Durante años les negaron la actualización de sus tarifas, permitieron que la “revista vehicular” sirviera de pretexto para sacarles “mochada” y de pronto pretenden que los taxistas regresen a las tarifas que les fueron autorizadas hace más de dos décadas y que ellos mismos fueron incrementando con la tolerancia de las autoridades. *** Trate de recordar, estimado lector de Xalapa, cuándo fue la última vez que pagó 14 pesos como “tarifa mínima”. Este martes los ruleteros tomaron a broma la declaración de la gobernadora de que los taxistas deben volver a esos precios en su servicio. *** ¿De verdad quieren poner orden en el servicio de transporte público? Actualicen sus tarifas, exijan, a cambio, mejor servicio y mejores unidades; comprométanse a que el personal de tránsito los dejará trabajar y promuevan planes de financiamiento para actualizar el parque vehicular. *** Después de todo eso, permitan la operación de los “servicios por aplicación”. Una buena competencia y mayor regulación redundará en un mejor servicio para los veracruzanos.
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