Cuitláhuac lo descalificó: “Ni lo conozco, no es de los nuestros”. Y Eric Cisneros llegó a la ofensa. Pero nada hizo mella en Sergio Gutiérrez que en un mitin en Toluca al que asistieron las “corcholatas” presidenciales, se puso una playera de Adán Augusto López Hernández con lo que hizo público su apoyo al tabasqueño. Fue entonces que la raza jarocha supo quién era su padrino y de dónde venían los millones de pesos.
Por ese tiempo escribí una columna sobre él y un amigo que lo conoce muy bien me llamó para decirme: “Leí tu bodrio y a pesar de que nunca lo das como seguro candidato y menos como seguro gobernador, ruégale a Dios que nunca lo sea, porque si Javier Duarte robó en Veracruz, Sergio Gutiérrez se robará a Veracruz. Es decir, se robará todo el estado con sus mares ríos montañas y volcanes para venderlo al mejor postor. Te lo juro por mi santísima madre”.
Pero eso nunca se sabrá.
Sergio perdió en las internas de Morena y regresó a México donde Adán Augusto lo recibió como a un hijo pródigo y le prometió: “Tu tranquilo y no te preocupes, en el 2030 iré a tu toma de posesión como gobernador de Veracruz”.
Lejos estaba Adán de imaginar siquiera, que meses después el mundo se le vendría encima al descubrirse que Hernán Bermúdez Requena, su Secretario de Seguridad Pública cuando fue gobernador de Tabasco, era jefe del grupo delincuencial conocido como La Barredora. Y el golpe lo cimbró.
De ser el más poderoso de los 128 senadores que conforman la Cámara Alta y tener una influencia casi equiparable a la de la presidenta Claudia Sheinbaum, en la actualidad Adán Augusto es punto menos que un cero a la izquierda que comienza a incomodar incluso a los que lo vitorearon el domingo anterior con el clásico: “No estás solo, no estás solo”.
Una de las víctimas colaterales de este derrumbe es Sergio Gutiérrez, que la traía chueca desde hace unas semanas debido al escándalo en el que se ha visto envuelta su esposa Diana Karina Barreras, cuyo nombre quizá no te diga nada, pero si agrego que le dicen Dato Protegido sabrás de qué estoy hablando.
Sergio pasará a la historia del Congreso de la Unión por ser el único legislador que se echó una “cascarita” con el Matador Luis Hernández en el augusto recinto de sesiones; por ser el único que llevó a Jaime Maussan y a unos dudosos extraterrestres a que platicaran con los legisladores. Y por ser el único diputado del mundo mundial que usó la cuenta oficial del recinto legislativo, para escribir una esquela donde lamenta la muerte de Ozzy Ousborne, además de subir una foto donde está con el “Príncipe de las Tinieblas” y líder de Black Sabbath.
¿Acaso tu puedes presumir de algo así, lector?
Mientras Adán Augusto y Sergio sufren, acá en la aldea la gobernadora Rocío Nahle está de fiesta porque su enconado enemigo se tambalea, mientras Gutiérrez Luna se está despidiendo, quizá para siempre, de la gubernatura.
Qué cosas tiene la vida, qué cosas tiene la vida…
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