Bautista Hernández no solo tiene la experiencia legislativa y el conocimiento de la vida pública, sino que posee una cualidad indispensable en tiempos de polarización: la sencillez que lo hace un interlocutor imparcial ante todos los grupos políticos representados en el Congreso. Incluso en un contexto donde el PAN y el PRI parecen tener poco margen de maniobra, sus diputados encuentran en él a un puente confiable.
El propio Héctor Yunes Landa, viejo tribuno y experto en la vida legislativa, reconoce en Esteban Bautista un interlocutor serio y cumplidor. Ambos se conocen desde los días en que Yunes, como subsecretario de Gobierno, tuvo que negociar directamente con él para evitar que los movimientos sociales liderados por Bautista dejaran sin agua a la región de Coatzacoalcos mediante la toma de la presa Yuribia. Esa relación construida en la negociación y el respeto mutuo es un activo político que no puede desperdiciarse.
Es natural que en cualquier estructura política existan versiones y especulaciones sobre cambios; ello habla de un organismo vivo, en movimiento. En la Sexagésima Séptima Legislatura, los recientes ajustes —como la eventual salida de la presidenta de la Mesa Directiva o el relevo en Comunicación Social, donde ya despacha Silverio Quevedo Elox— forman parte de la dinámica normal tras concluir un año legislativo.
Lejos de debilitar, estos movimientos buscan fortalecer el trabajo institucional y cerrar filas con las causas y proyectos de la gobernadora Nahle. En ese objetivo, Esteban Bautista Hernández es un aliado natural y leal, un líder que sabe negociar y escuchar, y que hoy representa la mejor opción para garantizar la estabilidad política en el Congreso de Veracruz.
Al tiempo.
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