Y de ahí las invenciones, las medidas desesperadas para que ya no se hable en los medios y en las benditas/malditas redes de tantos temas que golpean como torpedos a la frágil e inestable barca en la que navegan las ansias morenas de quedarse con todo el poder, para siempre.
El hecho de que dos partidos políticos platiquen sobre alguna posible alianza no tiene nada extraordinario y está contemplado en las leyes electorales. Sin embargo, Claudia Sheinbaum lo quiere hacer ver como una jugada oscura y clandestina de dos agrupaciones políticas que se oponen al partido en el poder. Ahí, en su remedo de conferencia de prensa, arropada por sus incondicionales, por reporteros que cínicamente no hacen preguntas propias, sino que leen desde sus celulares las que
les dictan desde la oficina de prensa oficial, la Presidenta lanzó a los cuatro vientos la acusación tronante: MC y el PAN se quieren aliar.
¿Y qué? ¿Es algo indebido? ¿Lo prohíben las leyes? ¿Cuál es el problema?
El problema es que al Gobierno de la Cuatroté ya se le están acabando los pretextos para cambiar el tema y que dejen de hablar de sus cada vez más expuestas corruptelas e ineficiencias. Y por eso echa mano de cualquier ocurrencia, como ésa de la alianza de sus dos partidos opositores más fuertes.
Lo más chistoso de todo es que esa coalición es más imposible que tomar un café jarocho en marte. El PAN se debate en las aguas procelosas de sus broncas internas y no querría entrar en negociaciones y discusiones con otro partido, que tiene intereses diferentes.
Y a MC le han salido las cosas de maravilla. Está colocado ya como la segunda fuerza electoral y no tendría por qué cambiar una estrategia que ha sido tan exitosa.
Así que doña Claudia y sus gentes tendrán que buscar otras mentiras más creíbles.
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