En la Dirección General de Telebachillerato del Estado de Veracruz están prendidas las alarmas, pues el actual director general, Irving Ilhuicamina Mendoza Ruiz, ha sido denunciado ante la Fiscalía General del Estado por presunto acoso sexual; y, además, enfrenta procedimientos administrativos en la Contraloría General por hostigamiento laboral, despidos injustificados e irregularidades graves en la operación de la institución.
Las denuncias, presentadas por trabajadoras y trabajadores del propio sistema, exponen un clima de violencia institucional y de abuso de poder del cual ya están hartos, y testimonios de excolaboradores hablan de una política interna basada en el miedo, las presiones y la persecución, donde la disidencia se castiga con gran fuerza.
Sindicatos han denunciado reiteradamente el patrón de conductas violentas y la falta de respeto a los derechos laborales y humanos por parte de Mendoza Ruiz, mientras que colectivos de mujeres y docentes exigen la intervención inmediata de la Secretaría de Educación de Veracruz, quién no hace nada.
No se trata solo de un caso aislado, sino de una muestra del desorden institucional que permea en distintas áreas de la SEV bajo la conducción de Claudia Tello Espinosa, quien debe revisar con lupa los perfiles que recomienda o mantiene en puestos de responsabilidad.
Porque más allá de la afinidad política o de grupo, la educación pública requiere servidores con vocación, ética y sensibilidad, no funcionarios que confundan el “liderazgo” con abuso.
Y es que resulta inaceptable que, en pleno 2025, las y los docentes sigan enfrentando acoso, intimidación y precariedad laboral, mientras que la secretaria Tello guarda silencio, porque también vive “su propio infierno”.
El caso de TEBAEV es un espejo incómodo dentro de la SEV, falta de control, supervisión y empatía institucional son una constante, mientras que el gremio magisterial se encuentra a disgusto con las políticas implementadas y por el hecho de mantener en puestos directivos a presuntos acosadores.
Los días están contados.
@IvanKalderon