En estos tiempos cuando el gobierno confunde su función de servicio con la de abusar del poder y mostrar lo peor de cada quien como ser humano, nos viene a la memoria uno de tantos pasajes que nos han tocado vivir de políticos con un auténtico sentido humanista el cual mostraron a lo largo del tiempo que les tocó cumplir con un periodo como gobernador del estado, o alcalde en alguno de los municipios de este generoso estado.
Hoy vamos a recordar a don Rafael Hernández Ochoa, quien desempeñó el cargo de Gobernador del estado en el periódo de 1974 a 1980. Originario de Santa Gertrudis, municipio de Vega de Alatorre, en su infanciacursó su instrucción primaria aquí en Xalapa, en la Escuela Enrique Conrado Rébsamen y, terminó sus estudios de secundaria y preparatoria en la Escuela de Bachilleres Juárez.
De 1938 a 1941 estudió Leyes en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y después ocupó cargos dentro de la administración pública federal, fue representante popular en el Congreso Federal y líder ganadero. Siendo diputado federal en 1937 fue electo candidato del PRI al gobierno de Veracruz y en el 38 arrancó un nuevo gobierno rodeado de un grupo de jovenes políticos como Gonzalo Morgado Huesca, Dante Delgado Rannauro, Miguel Angel Yunes Linares, Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, Fidel Herrera Beltrán y Francisco Portilla Bonilla, todos ellos destacaron durante el gobierno de Hernández Ochoa y posteriormente llegaron a brillar en el escenario político nacional, gracias a su sólida formación de auténtico servicio al pueblo.
Hernández Ochoa instrumentó una forma de atención a los problemas de los veracruzanos, sus gobernados, programa que denominó “Lunes de atención ciudadana”.
Cada lunes a las siete de la mañana se abrían las puertas del Palacio de Gobierno para dar paso a los ciudadanos que acudían a entrevistarse con el titular del poder ejecutivo para plantearle algún problema que enfrentaban, ellos y sus paisanos de algún municipio, a solicitar una obra, la construcción de escuelas, carreteras, clínicas, apoyos para la siembra o la ganadería y en fin, todo lo que les interesaba hacerle saber al gobernador para que éste en su calidad de primera autoridad del estado les diera solución, lo que siempre cumplió.
El gobernador Hernández Ochoa se hacía rodear por todos los secretarios de despacho, directores de dependencias, titulares de instituciones autónomas como el Procurador de Justicia del Estado, y por delegados de todas las dependencias federales. Estos funcionarios llegaban al Salón de Banderas muy temprano, la cola de ciudadanos salía del Palacio de gobierno y daba la vuelta por la parte de afuera.
A las siete de la mañana en punto se abrían las puertas del Salón de Banderas y comenzaba la peregrinación de veracruzanos a quienes personalmente recibía y atendía Hernández Ochoa, escuchaba con atención los planteamientos y de acuerdo al tema que le comentaban llamaba al responsable de la dependencia y le instruía para que ahí mismo, en el salón, resolviera el asunto y en cuanto terminara se lo hicieran saber para despedir con un apretón de manos y unas cálidas palabras a los gobernados.
Esas audiencias ciudadanas duraban todo el día, a eso de las nueve o diez de la noche concluían y el gobernante se retiraba no sin antes agradecer el trabajo de sus colaboradores. Eso es tener oficio político y voluntad social. Así, no en el discurso o en el rollo y la mentira, es como se cumple con la obligación de gobernar a un estado, con la humildad y la eficiencia que se requieren…¿O no?
Los damnificados son los veracruzanos, no el gobierno
La tragedia que hoy viven millones de veracruzanos damnificados por las torrenciales lluvias de la semana pasada pudo haber sido menos devastadora si el gobierno del estado hubiera hecho su trabajo a tiempo.
Los damnificados son miles de veracruzanos que lo perdieron todo, no el gobierno morenista que nuevamente se siente agredido por la difusión de lo que sucede y el reclamo constante de la gente.
Hay evidencia contundente de que las autoridades estatales sabían lo que podía pasar y no hicieron nada para evitarlo, como cuando decenas de personas le gritaron su precio a la presidente Sheinbaum durante su recorrido por las zonas afectadas de Poza Rica.
No hubo un alerta oportuna y adecuada, no se tomaron medidas preventivas de evacuación y albergue, no se reconoció la magnitud de las inundaciones y el efecto económico. Hasta el momento no hay una planeación y los recursos necesarios para lo que será una larga y tortuosa reconstrucción.
Desde el miércoles pasado, la Conagua alertó de lluvias torrenciales en toda la región norte del estado, sin embargo, el gobierno se limitó a emitir un boletín meteorológico. Fue hasta la madrugada del viernes que, al menos en Poza Rica, Pemex hizo sonar sus alarmas en la madrugada, previniendo una inundación que se consumó en cosa de minutos.
Así mientras los funcionarios del gobierno del Estado y Protección Civil dormían plácidamente, cientos de comunidades de al menos 50 municipios recibieron un golpe brutal por el desbordamiento de los ríos Tecolutla, Cazones, Pantepec y Nautla.
¿Por qué no alertaron a tiempo? ¿Para evitar pánico? ¿Por qué no estaban preparados para una evacuación? ¿Dirán la verdad como lo ofreció ayer la Presidenta Sheinbaum?
El viernes en Xalapa, la gobernadora del estado informaba que se había “desbordado ligeramente” el río Cazones y que había algunas zonas anegadas hasta las 4 de la mañana. Pues ni así reaccionaron y ante la intensificación de las lluvias –como señalaba el pronóstico- se vino la noche a miles de personas.
De hecho, se ufanaban de que ninguna familia había recurrido a los albergues. Un par de días después, con la tragedia hasta el cuello, el gobierno se paralizó. No tenía capacidad siquiera para tender un puente aéreo ni para llevar víveres a las zonas urbanas. De cientos de comunidades, en los que habrían fallecido muchas personas, no se sabía nada hasta este domingo.
Para el sábado, siguieron tratando de ocultar la tragedia, asegurando que hasta ese día sólo había el reporte de seis personas fallecidas. Pero fue el propio informe del gobierno federal sobre las afectaciones de las lluvias en todo el país, emitido la tarde del sábado, la que reconoció la muerte de 15 personas, cifra que se actualizó a 18 en total este domingo.
Falta que las aguas bajen y se inicie con la búsqueda de decenas de personas que se encuentran desaparecidas, sobre todo en municipios devastados por las lluvias a las que todavía no se tiene acceso por tierra, solo por aire para la entrega de víveres y alimentos.
Pero el gobierno insiste en ocultar la dimensión de la tragedia. Incluso, quienes han tenido la iniciativa de recolectar víveres para ayudar a cientos de comunidades afectadas, el Ejército y la Marina les ha impedido el acceso a esas zonas para hacer entrega de los apoyos recaudados.
“No lo hacen por ayudar, lo hacen para exhibirnos”, piensan una y otra vez desde la parálisis del gobierno. ¿Dónde están los miles de burócratas que fueron movilizados al zócalo apenas una semana antes?
En cambio, han enviado un ejército de periodistas afines e “influencers” oficialistas para hablar del “gran trabajo” que realiza el gobierno estatal, pero que contrasta con la cruda realidad de miles de usuarios de redes sociales han documentado sobre la ausencia de las autoridades del estado y los municipios.
¿Qué temen? ¿Pretenden adjudicarse franquicia del apoyo con las aportaciones ciudadanas? ¿Quieren que no se difundan imágenes de lo que sucede? ¿Rechazan pagar el costo político de las omisiones? No lo van a lograr.
Como ha sucedido con otras tragedias, los gobiernos de Morena no saben qué hacer. A pesar de contar con información suficiente y verificable, las autoridades no alertaron a tiempo, no se prepararon adecuadamente y han respondido de manera errática y tardía.
Pero pretenden asumirse como las primeras víctimas de la tragedia, objeto de una polarización que ellos mismos promueven y de la “politiquería” que suelen acusar a sus presuntos adversarios cuando hoy son miles de veracruzanos sin hogar los que reprochan la ausencia del gobierno.
Este domingo, la presidenta Shienbaum y la Gobernadora Nahle llegaron a Poza Rica sin programa de emergencia, sin estrategia, sin apoyos para la gente y sin un plan de reconstrucción.
Por fin hubo noticias
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, informó este lunes 13 de octubre que fueron rescatadas 86 personas que permanecieron varadas tras las inundaciones registradas la semana pasada en el norte del estado.
A través de un video publicado en redes sociales, Nahle García detalló que entre las personas rescatadas se encuentran maestros y mujeres embarazadas.
Asimismo, la mandataria estatal dio a conocer que ese día se realizaron puentes aéreos a cinco rutas: Ilamatlán, Zacualpan, Texcatepec, Zontecomatlán e Ixhuatlán de Madero.
Además, la gobernadora dio a conocer que realizaron un vuelo a Xococapa, a petición de un grupo de personas y porque hay un lugar donde las aeronaves pueden aterrizar.
«Hoy pudimos hacer el puente aéreo a cinco rutas, fueron cinco puentes, fueron tres vuelos a Ilamatlán, tres a Zacualpan, siete a Texcatepec, no habíamos ido, cuatro a Zontecomatlán, cinco a Ixhuatlán de Madero (…) y uno a Xoxocapa, comunidad de Ilamatlán, por petición de personas que pedían ayuda», informó Nahle García.
REFLEXIÓN
Se difunde un video en el que el presidente municipal de Poza Rica, Fernando Remes, en junta de trabajo señala que el presupuesto para construir el muro de contención para el río Cazones no se habría ejercido para ese propósito. Con cinismo confiesa: “Lo tienen parado y ha de haber habido presupuesto para ellos y se lo fregaron, ni modo, están grabando, que me metan a la cárcel", se le escucha decir. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com |