Desde hace ya algunos ayeres, cada vez que viene el presidente en turno, se colocan una serie de retenes con bayas metálicas, que periten que únicamente quienes son autorizados por el Estado Mayor Presidencial, pueden acceder al circuito por donde transitará el mandatario.
Las protestas y las mantas quedan a varias cuadras de distancia.
Anteriormente, cuando venía el presidente, se invitaba a todos los principales medios de comunicación estatales, para que se unieran al grupo de periodistas que cubrían -cada uno de acuerdo a sus capacidades- la gira presidencial.
En el hotel Emporio o en el hotel Veracruz, se montaba la sala de prensa, donde los comunicadores podían ir a redactar y transmitir sus notas de color, entrevistas y reportajes.
Recuerdo que el ex presidente Salinas de Gortari fue el último que me tocó que llegara a saludar a todos y cada uno de los reporteros que nos encontrábamos trabajando en la sala de prensa del Hotel Emporio.
Hoy en día, las cosas son muy diferentes, el primer mandatario, arriba directamente a la Heroica Escuela Naval Militar de Antón Lizardo alrededor de las 2:30 para cumplir con la tradición de entregar los espadines a los jóvenes graduados, seguir el protocolo y párenle de contar.
Ningún anuncio de importancia para los veracruzanos, mucho menos una entrevista con los medios de comunicación.
En un ambiente de tensión política, entre quien se va y quien llega.
Como dirían en mi pueblo: nada más cumples y te vas.
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