En el primer punto, realmente el PRI no expulsó al choleño porque éste les ganó el brinco renunciando a las siglas del partido, aunque el CEN mandó un mensaje de las causas que originaron las diferencias entre militante y partido: fue acusado de violar los estatutos y principios básicos que rigen al PRI “y por haber adoptado una conducta desleal”... apoyar a Elba Esther Gordillo.
En ese tiempo, quien andaba promoviendo la expulsión de Yunes Linares era Martha Tamayo, quien presidía la Comisión de Justicia Partidaria.
El segundo caso, el de Cuauhtémoc Gutiérrez, mejor conocido como el Rey de la Basura (¿o el Rey Basura?) pero más identificado por haber sido expuesto por MVS Noticias como el cabecilla de una red de prostitución cuando era dirigente del partido en el DF; se le armó un expediente donde se solicitó igual la expulsión por parte del Consejero Político Armando Barajas.
Por supuesto, las autoridades ministeriales, tras “una exhaustiva” investigación, consideraron que el líder de los pepenadores capitalino ¡era inocente! y por ende, el proceso de expulsión se detuvo aun con los corajes de Armando Barajas, pues Cuauhtémoc Gutiérrez igual ¡fue “exonerado” en el partido! Bueno, realmente sigue dentro del PRI pero con sus “derechos políticos” suspendidos.
Por cierto, ahora que se sigue un proceso para expulsar a tres gobernadores (a los dos Duarte, al de Chihuahua y Veracruz) como el de Quintana Roo (Borge), ¿adivinan quién es el que lo solicita? Sí, ¡Armando Barajas!
No sé si Armando Barajas sea un soñador, un idealista, el ariete de alguien, o simplemente sea su papel en el CEN del PRI ser el pretencioso justiciero inquisitorio de aquellos priistas que andan en malos pasos, pero en los dos ejemplos que fueron expuestos, se castiga más “la traición” o “la deslealtad”, que la corrupción…
(Por cierto, ¿por qué no agregar a la lista de ex gobernadores de quienes se pretende su expulsión, donde está Rodrigo Medina, a otro ilustre ex mandatario: Humberto Moreira?)
Luego entonces, si la tendencia se mantiene latente en el PRI, donde se premia a la transa y deshonestidad (desde una perspectiva social, como se puede ejemplificar en los casos de Moreira y Cuauhtémoc, porque es evidente que en la legal, ambos sujetos bien podrían ser canonizados), el tremendo castigo que ha de significar ser expulsado del Revolucionario Institucional puede esperar, en nuestro caso particular, para Javier Duarte de Ochoa, quien este jueves todavía se extasiaba subiendo a su cuenta de twitter una foto donde estaba frente a frente con el presidente Enrique Peña Nieto.
¿Qué mensaje nos quiere dar Duarte diciendo que fue invitado a la Segunda Sesión Ordinaria del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), en la residencia oficial de Los Pinos? ¿Que ya lo perdonó Peña? ¿Que nunca hubo distanciamiento? ¿Que “me pega pero me soba”?
La verdad, no lo sé… pero lo que sí es evidente es que la historia del PRI es muy clara a la hora de premiar o castigar a su militancia… severa cuando se rebela; benévola cuando se es institucional.
¿Javier Duarte en qué lado de la balanza estará?
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