Este lunes, Enrique Ochoa Reza tiene la oportunidad de pasar de “el cuate de Enrique Peña Nieto”, a “el héroe de la película”, en su segundo intento por destacar en la política, si el PRI decide la expulsión del partido del villano favorito de todos.
II
Se dice que es su Segundo Intento porque se ha de recordar que Enrique Ochoa Reza decidió “batirse en duelo” con Andrés Manuel López Obrador a través de una campaña denominada #RetoPRI para debatir sobre la declaración del 3de3.
Por supuesto, el Peje de inmediato se la volteó, se la tiró y le sacó provecho tras “ningunear” al presidente del PRI con dos comentarios contundentes: “Debato con el jefe de la Mafia, Salinas” y un “imagínense: ¡vamos a debatir sobre corrupción, jajaja!”
¿Recuerdan en qué quedó la campaña de Ochoa Reza #RetoPRI? ¿No? Se los digo: ¡Quedó en ridículo!
III
Hoy, la nueva campaña del dirigente nacional del PRI, se basa en que los priistas serán garantes de transparencia y rendición de cuentas… pero todo indica que esa exigencia ha de darse de Gobernadores para abajo. En otras palabras: busca la credibilidad para su partido (o para él) ofreciendo a la sociedad uno o dos “sacrificios” de priistas que han sido señalados por autoridades y medios de comunicación.
Ochoa Reza por fin logró lo que buscaba: destacar sin ser objeto de burlas y humillaciones. El asunto es si funcionará su campaña de transparencia y rendición de cuentas hacia el interior del partido partiendo de la duda de que si es tan exigente como pretende serlo con Javier Duarte, ¿ha de extenderse a sujetos como Humberto Moreira y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre?, porque señalamientos en su contra, hubo; en el caso del Presidente Enrique Peña Nieto, gracias al trabajo de Virgilio Andrade, en su tiempo secretario de la Función Pública, sigue siendo un priista honorable.
IV
El asunto de la expulsión de Javier Duarte de Ochoa tiene más efectos mediáticos que nada, porque al final de cuentas si se da, ¿qué? ¿a poco con ello en el PRI se vuelven todos santos e impolutos?
El teatro de Ochoa Reza va a tener que completarse con dos o tres actos, si no es que más, para darle credibilidad a un partido que desde su dirigente, la carece. Además, siguiendo la misma línea de congruencia que intenta generar el dirigente nacional del PRI, es seguro que aplique similar tratamiento que le dieron a él en la CFE: Si a pesar de que él renuncia, la Comisión lo “liquida” con más de 1 millón de pesos, es seguro entonces que si se expulsa del partido a Javier Duarte de Ochoa, igual lo “liquiden” de acuerdo a las cuotas aportadas al PRI durante el tiempo que militó en él…
En pocas palabras, ¿a qué ciudadano carajo le importa que Ochoa Reza saque la tarjeta roja a Javier Duarte? ¡A ninguno! Si lo que quería el dirigente del PRI era notoriedad, lo logró… cosa que a Veracruz ¡de nada le sirve!
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