Para junio de 2016, según los Indicadores Estratégicos de Ocupación y Empleo del INEGI, después de casi 6 años, ya es de 2, 282,895 personas. Casi el 76% frente a un 71% en diciembre de 2010.
En otras palabras, de la población ocupada de 15 años o más, sólo una persona de cada 4, tiene acceso a la Salud.
Los alcances en la población en general, son similares y las consecuencias inocultables.
Y, en cambio, en el papel el presupuesto estatal asignado (sin considerar lo federal), se ha incrementado año con año. De poco más de 4 mil millones de pesos en 2010, a casi 12 mil millones en 2016.
Ha aumentado casi tres veces y atiende mal a menos.
Y eso que en el presupuesto estatal, la asignación a la Secretaría de Salud, estaba considerada, en el pomposo rubro de: “Construir un presente: un futuro mejor para todos”
¿Qué pasa?
Mucho se puede decir al respecto; y más que se dirá, cuando se conozcan muchos otros aspectos del desastre.
Total ya se posiciono la marca de la aldea. Ahora en el mundo se le conoce como el lugar de empresas “fantasmas”, negocios privados ventajosos y pérdidas sociales injustas.
Inocultable, crece el tamaño del daño; y también de la perversidad e impunidad con la que actúan y actuaron innumerables ineficientes y delincuentes en el gobierno del estado. Muchos intocables y reciclados en otros puestos incluso, de elección popular. Gozan de cabal salud, gracias a la supremacía del sistema de continuidad en la impunidad.
Porque lo increíble es que no pasa nada.
¡SALUD! …Y SE SIRVEN LA DE LA CASA.
Según la Auditoria Superior de la Federación, pero más que todo, de acuerdo a la realidad que padecen millones y millones de veracruzanos, siguen sin aparecer miles de millones de pesos presupuestados; y ahora, hay que agregar, casi mil millones en la pérdida de un contrato de la Secretaria de Salud, cuestionado desde su origen, apoyado y fomentado, con el pretexto de dar servicios que, finalmente los veracruzanos poco o nunca recibieron y ahora tienen que pagarlo.
En el aparato gubernamental, nadie se da por aludido y todos, como ya es costumbre, empujan y dejan que se hunda el jefe quien, desde luego también tiene responsabilidades que enfrentar.
¿Dónde están los Secretarios de Salud y funcionarios cómplices por acción u omisión? ¿Qué han hecho y hacen los terribles y caros fiscalizadores encargados de dar el seguimiento y control necesarios para impedir que esto suceda?
Urge limpieza a fondo y aplicar el rifle sanitario a parásitos, pasados y presentes. Hay que poner a todos sin excepción frente a la Justicia y evaluarlos en serio: para reconocimiento y estímulo al buen desempeño; o para denuncia, proceso y castigo a responsables y culpables.
Hay que hacerlo pensando en la justicia. Para someter a quienes no dieron la atención y servicio anunciado y demandado por esos millones de veracruzanos, que padecen y sufren esa falta de atención, esos servicios y medicamentos que no llegaron y los sacrificaron; que siguen sin llegar y si, en cambio se presupuestan y desaparecen.
Imposible curarse en Salud. Crecen conocimiento y dimensiones de los inocultables daños, en administración, y finanzas, de la ineficiencia y delincuencia que ya caracteriza al gobierno del estado de Veracruz.
Y hay que insistir e insistir, que menos será posible atender, bien a tiempo, estas crecientes necesidades básicas y resolver los múltiples problemas, si la forma o medio para hacerlo no se sanea, reestructura y fortalece.
En efecto, entre las primeras repercusiones del daño causado, sobresalen también, las innumerables formas de debilitamiento y quiebra de las instituciones y dependencias gubernamentales, así como los graves efectos sobre millones de veracruzanos que ya los padecen; y, sobre las nuevas generaciones que, aunque todavía no nacen ni están presentes, pero tendrán que pagar y padecer también esos y otros efectos.
Se complican y aumentan, innumerables aspectos y asuntos como la opacidad y falta de transparencia y acceso a la información oficial permanente. Poca, nula o simulada rendición de cuentas. Desaparición de millones de pesos, presupuestados pero no entregados. Contratos de adquisición de materiales y servicios, injustificadamente otorgados, indebidos caros y en desventaja, para dependencias y supuesta población beneficiada. Construcciones no iniciadas, inconclusas, infuncionales o de plano, mal hechas. Remate, regalo o apropiación del patrimonio público de Veracruz a cómplices, aliados o familiares. Y todo lo que falta…
Por lo pronto, mucho se puede decir, respecto a éstos y otros temas. Y más se dirá, en cuando se sepa más al respecto.
Pero la pregunta que prevalece es, ¿qué hacer?
Y una de las respuestas inmediatas, es no seguir haciendo más de lo mismo.
No permitir que estos y otros irresponsables y hasta delincuentes se vayan sin cumplir con su deber de rendir cuentas.
Destacan, en primer orden, los costosos encubridores y cómplices, que ahí siguen haciendo que hacen: la lavandería de la Contraloría, el Órgano de Simulación Superior (ORFIS), y la Omisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados local.
Encargados de lo que no han hecho: supervisar, vigilar, fiscalizar y controlar.
Por lo pronto, todo un fracaso, el también pomposo rubro del presupuesto estatal que señala: “Gobierno y una Administración Eficientes y Transparentes”
No me crea, compruébelo usted mismo: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Documentos/Estatal/Veracruz/wo109839.pdf
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez |