Hubiéramos lanzado las campanas a vuelo, hubiéramos salido a celebrar a las plazas públicas, hubiéramos dado gracias a Dios si la salida de Javier Duarte del gobierno de Veracruz se hubiese dado hace dos años, hace un año siquiera. Pero en este momento a 48 días de que termine su sexenio, el que Javier Duarte pida licencia para retirarse del cargo de gobernador de Veracruz aporta muy poco; muy poco porque el daño ya está hecho.
Son muchas las acusaciones en contra de Javier Duarte, pero son más las evidencias del desastre financiero que se vive en Veracruz. No falta día que algún grupo de manifestantes proteste en las calles del centro o cierre avenidas principales de la capital de Veracruz para exigir que les paguen lo que les deben; otros días son los campesinos los que exigen los apoyos que el gobierno federal entregó al estado para los programas del campo; otros días son los jubilados; otros días son los taxistas; otros días son los maestros. Ahí están las evidencias, déjense de acusaciones.
¿Quieren más? Javier Duarte dejó el estado en manos de la inseguridad. Tan sólo la semana pasada hubo récord de asesinatos, récord de secuestros, récord de dolor. Si alguien hubiera detenido a Javier Duarte y a sus secuaces dos años antes, un año antes siquiera el daño sería menor. Quizá hubiera dado tiempo para recuperar un poco de lo perdido; quizá pudiéramos haber evitado que se robarán hasta los ceniceros.
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¿Qué fue lo que atrasó la salida de Duarte? Fue su complicidad con el presidente, los 2 mil 500 millones de pesos que Duarte aportó de las arcas de Veracruz a la campaña de Enrique Peña Nieto. Un dinero que no le pertenecía, un dinero que pertenecía al progreso de Veracruz. Y Peña Nieto lo aceptó, se hizo cómplice y criminal junto con Duarte. En este país ya no le queda duda a nadie la corrupción que impera en muchas de las acciones de Peña Nieto, no queda duda del daño que ha causado a este país. Pero lo que le hizo a Veracruz, dejando que un ladrón como Javier Duarte lo gobernara no tiene nombre, no tiene perdón; fue como meter a un lobo en una carnicería, fue como meter a una rata gigantesca en un granero.
Ahora se va, lo dejan ir, como si nada hubiera hecho. No lo pueden detener porque todavía tiene fuero. Dicen que hay que esperar, dicen que su crimen no va a quedar impune. Pero hay que ver qué cinismo, qué caradura, que manera de mentir. Hay que ver también la falta de dignidad de Carlos Loret de Mola prestándose para esa mascarada. Un Loret de Mola dócil después de que ese mismo gobernador, al que le dio trato de terciopelo, lo estuvo contradiciendo, señalando que era un ingenuo y tonto por dejarse llevar por versiones “falsas”. Pero claro, había 100 millones de pesos de por medio.
Se va Javier Duarte y tendrán que poner a un gobernador que lo sustituya por 47 días. Se va Duarte, pero no quedamos conformes, queremos cárcel para él, queremos que devuelva lo que se robó. El daño ya está hecho, pero algo se puede resarcir.
Postdata 1: Flavino Ríos gobernador interino; en su discurso no mostró disposición por entregar su gobierno a Yunes Linares
Finalmente, después muchos retrasos originados por algunos diputados “independientes” que vendieron caro su amor, y tras una breve discusión sobre los procedimientos constitucionales, la Comisión Permanente del Congreso del estado logró votar y así aceptar la licencia de Javier Duarte para dejar el cargo de gobernador. En esa misma votación se determinó que el gobernador interino sería Flavino Ríos Alvarado, quien fuera impuesto por la mayoría priista a pesar de que la oposición acusaba que se estaba violentando la Constitución del estado. Inmediatamente después de la votación a su favor el Dr. Flavino Ríos Alvarado tomó protesta y se dirigió a los veracruzanos, señalando que su gobierno será para todos. Sin embargo a Flavino Ríos Alvarado, a quien se le acusa de haber dicho que Yunes Linares no tomaría posesión como gobernador, se le olvidó que su gobierno sólo sería de 47 días, que sería de transición. No hubo ni una sola mención sobre ese tema. Flavino Ríos Alvarado, gobernador interino por 47 días, no mostró disposición por entregar su gobierno al cabo de los 47 días al hoy gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares. A eso entra Flavino, a preparar la transición, ¿cómo pudo olvidarse de ello? ¿Será que sigue pensando que Yunes Linares no tomará posesión como gobernador constitucional?
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
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