El acorralamiento del Estado, por parte de los integrantes del PAN y del PRD a través de sus alcaldes, tiene un fin común, quizá no tomado en consideración por ellos mismos a los que pareciera se les utiliza para en paralelo, demandar el cumplimiento de una causa justa, pero soterradamente, se está atajando el gran tema.
Al presidente Enrique Peña Nieto le queda claro que tras el descalabro del pasado proceso electoral de su partido el PRI en la contienda del 5 de junio, producto directo del latrocinio descomunal que Javier Duarte y sus cómplices aplicaron a Veracruz, -que hasta el día de hoy, no parece ser el punto nodal de un castigo ejemplar-, habría que comenzar enfilar las baterías para garantizar el salvamento de su instituto político, pero también, afianzar la candidatura de quien sería en el fondo el candidato a la presidencia de México por su partido en el 2018, José Antonio Meade Kuribreña.
Y es que si observamos con detenimiento las acciones, el golpeteo, y el franco reto hacia las autoridades estatales lleva un destinatario, ese que sería quien peleará con todo la gubernatura a la conclusión del mandato bianual de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y es precisamente el reclamo al titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público lo que termina por develar el telón que nubla al verdadero destinatario de este conflicto.
Si usted ha puesto mucha atención observará que son dos los grupos de alcaldes que luchan por conseguir el apoyo y el respaldo de la federación, pero ahí nos volvemos a cuestionar ¿Por qué no actuaron en conjunto? ¿Acaso no es la unión la que hace la fuerza?, en la respuesta encontraremos que las razones más que destrabar un conflicto social, tienen como intensión tensarlo al extremo, afectando con ello, la imagen de quien será sin temor a equivocarnos el principal aliado de este proyecto transexenal del presidente Peña Nieto en Veracruz.
Los amarres del senador peroteño José Francisco Yunes Zorrilla, en la secretaría de Hacienda son la causa, pues es evidente que su filiación política responde más a los intereses del presidente Peña y de Meade Kuribreña, provocando con ello, que los planes de quien es hoy gobernador electo, se vean trastocados.
Es de este modo como sin casi enterarnos, el diferendo político por el futuro de la entidad entre Miguel Ángel Yunes y el senador José Francisco Yunes mantiene acorralado a Veracruz, amén de que entre las patas de los caballos se estén llevando a más de 8 millones de veracruzanos.
Ojalá por el bien de Veracruz, gane el dialogo, la cordura y sobre todo impere la justicia.
Sextante.
¡No que no tronaban pistolitas!
Así parece que actuaron los legisladores priistas veracruzanos que en fechas recientes intentaron crear su motincito pensando que podían ponerse con Sansón a las patadas. Pues se sabe que tanto Jorge Carvallo, Erick Lagos y Adolfo Mota pretendieron comandar la rebelión de los colgados, al oponer a toda la bancada priista veracruzana contra el delegado de la Secretaría de Gobernación, Ángel Isaac Ochoa Pérez enviado directo del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y quien fue encargado por el propio titular de la SEGOB para enfilar las baterías a favor del proyecto del presidente Peña Nieto.
Ahora que su protector paso de gobernador a prófugo parece que comenzaron a dejar la soberbia de lado, para mejor replegar filas.
Por cierto no llegó el diputado Tarek Abdala Saad a quien dicen ya lo tienen listo para pasar también de legislador al banquillo de indiciado, ¿Cuántos más se sumaran a la lista?
Al tiempo.
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